1. La señora Ysabela y yo (6)


    Fecha: 23/08/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Después de una veda obligada por enfermedad de mi madre, a quien atendía al no poder ir a trabajar. No tuve otra que esperar hasta la recuperación de mi progenitora y por tanto mediante una llamada a mi vecina le hice saber mi ausencia por los siguientes días.
    
    Como no hay mal que dure cien años ni cuerpo que la resista, a los 4 días ya estaba sólo en casa presto para visitar a la señora Ysa.
    
    Ante mis silbidos no demoró en salir al patio y hacerme señas de que el campo estaba libre. Ella estaba echada en su cama esperándome con su bata puesta.
    
    - ¿Cómo estás Ysa?- pregunté al verla después de tantos días.
    
    - Pues abandonada.- contestó haciendo cara de puchero.
    
    - Perdón, pero ya sabes que pasó.- repliqué suplicante.
    
    - No, importa a ti te perdono todo.- dijo sonriendo y abriendo su bata mostrando su desnudez.
    
    Su mano masajeaba suave y provocadoramente su clítoris, iniciando en mí una inmediata erección. Mientras la observaba en su juego, fui desnudándome y me subí a la cama quedando de rodillas y dejando mi colgajo en sus mismas narices. No dijo nada pues no hacía falta, su boca aceptó gustosa su ración de carne por tanto tiempo sin probar. Le estaba cepillando los dientes con fruición y ella gustosa de saberse tan limpia.
    
    Como 5 minutos estuvo comiendo verga sin cansarse, esta mujer era voraz, completamente fuera de este mundo. Vaya vecinita la que me tocó. Pero no tuve quejas, en lo absoluto, pues ella compartía sus interioridades conmigo. Un poco ...
    ... cansado de estar en esa pose me senté sobre su abdomen poniendo mi verga entre sus senos, apretando sus deliciosos y grandes melones procedí a hacerle un rusito sabrosón. Para no quedarse atrás con su boca capturaba entre sus fauces la cabeza de mi verga y para ayudarnos más, lancé unos salivazos que cayeron directo a mi verga y sus senos. ¡Esto estaba muchísimo mejor!
    
    La señora con un poco de esfuerzo logró moverse mientras yo le daba algo de permiso y me quedaba así de rodillas ante ella. Volviendo a la carga se acercó lo suficiente para rozar sus vellos púbicos con mi glande que ya soltaba su jugos preseminales, deseoso de hembra madura. De una mamita traviesa y decidida. Suavemente se apoyo sobre mis hombros y con su conchita frotaba mi glande, provocando su invasión, que no demoró en ocurrir.
    
    Yo sostenía mi verga y a ciegas logré incrustarla en su agujerito vaginal, ella se sentaba suave pero pareja y yo me mantenía quieto. Me terminé sentando sobre mis piernas pero de rodillas, y la señora Ysabela se dejaba caer abrazada a mí. Mis manos bajaron de su cadera a sus nalgas y ambos contribuíamos a la cogida. Subiendo y bajando, entrando y saliendo, aumentando el kilometraje de verga en su vagina, a pesar de estar tan recorrida aún podía competir con las mejores y más jóvenes mujeres.
    
    - Ya estaba con unas ganas, mi niño.- gimió sonrojada y mojada.
    
    - Yo también.- dije sin detenerme.
    
    - Pero yo estaba cocinándome en mi jugo.- gritó arrechasísima.
    
    - Eso ya veo, mejor ...
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