1. Terminé siendo cogido por un hetero


    Fecha: 13/05/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Hola, mi nombre es Antonio, tengo 20 años y soy de México. Todo comenzó cuando Genaro, mi amigo masajista, me pidió que cuidara su local por unas horas mientras él hacía unas compras para el mismo. La verdad es que estaba de vacaciones y acababa de renunciar a mi trabajo por varias razones, así que acepté. Me dio las llaves y marchó aproximadamente como a las 2 de la tarde. Obviamente el local estaba cerrado. Como el lugar era algo grande, subí a la parte de arriba donde esta un cuarto de servicio, prendí la televisión y me quede ahí por un rato. El plan inicial era cuidar el local, pues yo no tenía (ni sabía) autorización de dar masajes, entonces me limité a esperar a mi amigo, quien me encargó que cuidara de esto por que ya varias veces se habían metido a robar. Vi la tele como por 20 minutos cuando empezó a sonar el timbre de la recepción varias veces. Ignoré los primeros 5, pero al parecer seguían insistiendo en que abriera, así que decidí bajar y explicarle que iba a estar cerrado por un rato y que dejara de molestar o iba a llamar a la policía (por si eran ladrones). Abrí y entró un chavo aproximadamente de 25 años muy bien vestido y con cara de molestia. Ni siquiera me dejó explicar cuando entró y se sentó en un sofá. —Gracias, sabía que estaba abierto, Genaro nunca cierra a esta hora. —Buenas tardes. Uhm. Genaro no está, es por eso que está cerrado. —¿Cómo?, ¿no está? —No, fue a hacer unas cosas y creo que va a tardar —Ah ya. Por eso no está Tania (la recepcionista) ...
    ... Entonces empecé a dejar la desconfianza que tenía al principio, al parecer ya había venido antes. —No, le avisó que llegaría más tarde y por eso tampoco ha llegado. —Qué mal. La verdad es que ya había reservado una cita a esta hora y no me avisó Gen. —Uy, la verdad no sé que decir. ¿Quieres que le hable a Genaro? —No, no, no, me daría mucha flojera regresar. —Pues puede esperar. —¿Qué tal si tú me das el masaje? Entonces me quedé pensando por un buen rato. Yo no sé dar masajes, pero el wey estaba guapo y riquísimo, se ve que iba al gimnasio porqué su ropa marcaba sus musculos. Lo iba a poder ver desnudo y hasta vería su pene. pero mi primo es mi primo. —Dejame hablarle a ver si va a tardar—. le dije y me alejé un poco de la recepción, hacia el patio donde había unas camas. —Hola—. contestó Gen —Hola, oye hay un wey que tiene cita y está medio enojado porqué no le avisaste —Chin, sí es cierto, Rubén. ¿Qué te dice? —Pues me dijo que quiere que le de un masaje —Es que el wey ya me pagó. Y como trabaja no puede venir seguido, sí ha de estar enojado—. se ríe —¿Ajá y yo qué hago? —Mmm. ¿crees poder darle un masaje? —Eso pensé, pero, no mames, no sé cómo —Ay, nada más echarle lubricante, mover tus manos en todo su cuerpo y fingir que usas técnicas de masaje. —¿Eso haces tú? —Obvio no, soy profesional, pero no se va a dar cuenta. Además, ¿está rico el wey, o no? (también es gay) —Pues sí. va voy a intentar, si me reclama me vale verga—. cuelgo y regreso con Rubén. —Ya hablé con él y ...
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