1. En el desfile (cont.)


    Fecha: 07/05/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: mariacristina, Fuente: SexoSinTabues

    En el desfile (Cont. ) (Para sexigaleno, quien me anima a continuar con mis relatos. ) Aún algo agitada, yo seguía caliente. le contesté que no, puse como pretexto que no quería estar moviéndome entre tanta gente y entonces su novio le dijo que mejor fuera ella sola nomás –Así me quedo a cuidar de tu prima hasta que regreses. Pero mi prima Diana nos explicó que luego, debía acompañar a ese tío hasta su casa, donde su familia lo estaba esperando y que entonces mejor que ella ya no regresara al desfile. Se apartaron un poco de mí y siguieron hablando entre ellos –creo que coordinaron para encontrarse más tarde en otro lugar- y la prima se despidió de mí, preguntándome si no tenía inconveniente en regresar yo sola a la casa, le contesté que no. sintiendo una cálida oleada de anticipadas sensaciones, ante la oportunidad que se presentaba de quedar solita en medio de todo ese inmenso gentío. Se despidieron, pude ver que el novio le dio un último apretón de nalgas y se volvió luego hacia donde yo estaba. De reojo –como miramos las mujeres, con todo disimulo- me percaté que traía el bulto bien saliente hacia adelante, sin dudas con una firme erección luego de media hora o más de haberle “trabajado” bien sus ricas nalgas a Diana. Me dijo si podíamos pasar más para delante, hacia donde estuvieron ellos y yo le dije que prefería quedarme allí nomás, porque me sofocaba cuando me apretaba la gente. El señor que estaba detrás de mí ahora estaba a mi costado derecho y gentilmente se ...
    ... corrió un poco dándome un espacio a su lado y el novio de Diana, Juan Darío (no quería decir su nombre, pero a Uds. ya les estoy contando todos mis secretos. jaja!) se colocó bien detrás de mí, como antes de comenzar el desfile, tomándome de la cintura con ambas manos como entonces y haciéndome nuevamente, ya con más confianza y familiaridad, una rápida presentación con su “duro” paquete entre mis nalgas. Hablándome al oído entre la marcha marcial que se seguía escuchando me dijo claramente y con firmeza: “-Atajáte bien del tablón de adelante, prima. porque también me empujan de hacia atrás y yo te sostendré bien aquí. así! ” y al decirme eso, me oprimió la cintura empujándome hacia él como hacía pocos minutos lo había hecho el otro hombre. El nuevo apretón de ese paquete del “primo” empujándome nuevamente desde atrás hizo que me sintiera como nunca. coqueta, vanidosa, orgullosa de despertar a mi corta edad taaanta atracción física en ambos varones. Estaba como embriagada, aún excitada, me rodeó toda esa voluptuosidad y sensualidad que puede saborear una incipiente y casi inocente chica para quien, hasta ese momento, el instinto sexual era algo aún indefinido (con sensaciones de gozo y de temor al mismo tiempo) que las iba explorando confusamente, una detrás de otra como en ese momento. El señor maduro a mi derecha, lentamente se adelantó un poquito, yo estaba pegadita a él y al momento… ¡otra sorpresa!: tenía el brazo izquierdo colgado a mi lado y había avanzado un poco hacia ...
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