1. Anita de tus deseos (capitulo 16)


    Fecha: 06/05/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... desapareciendo de nuestras vidas hasta que sencillamente dejó de ocurrir. Pero siempre hay una excepción: Blanquita.
    
    Era una mujer que ya había sobrepasado ampliamente la treintena, muy sosa en el trato por su timidez, y con cierto atractivo derivado de un cuerpo espectacular: se notaba que la gustaba cuidarse, aunque no hacia alarde de ello. De todas maneras, conociendo los gustos de papá la sobraban varios kilos. Entró en nuestras vidas cuándo llevábamos cinco o seis años de relación. Papá la conoció en el banco, era una empleada de otro departamento relacionado con el suyo, y cómo siempre ocurre con los que llevan muchos años en este mundo, rápidamente detectó a una sumisa potencial. Papá la ignoró, hasta que en cierta ocasión que estábamos pasando unos días en la playa, se la encontró paseando por el paseo marítimo. Estaba sola y por cortesía la invitó a cenar con nosotros. Inmediatamente se dio cuenta de que Blanquita no me quitaba ojo, y siempre que podía me miraba distraídamente el culo o las tetas. Papá decidió explotar esa circunstancia. La fue trabajando, hasta que finalmente, después de salir de un garito dónde habíamos estado tomando unas copas consiguió que me morreara.
    
    Subimos al hotel a “tomar la última” y papá la habló con claridad: no se anduvo con rodeos.
    
    —¿Te gusta Anita? —preguntó mientras me quitaba el vestido y me dejaba completamente desnuda.
    
    —¡Claro! Es muy simpática, —respondió un poco intimidada y roja cómo un tomate.
    
    —Pero ...
    ... ¿te gustaría besarla otra vez? —insistió papá.
    
    —Sí, —susurró bajando la mirada al suelo.
    
    —Eso es fácil de solucionar, —dijo papá separándome las piernas y cubriéndome la vagina con la mano, —¿y esto te gustaría besarlo?
    
    Blanquita no contestó, pero no pudo evitar llevarse la mano a la zona genital, mientras yo la miraba presa de deseo.
    
    —Ya veo que sí. ¡Quítate el vestido! —ordenó papá y sin rechistar le obedeció. Hasta yo me sorprendí de la rapidez con que lo hizo. Después, se separó de mí y se aproximó a ella colocándose por detrás. La agarró por el pelo y tirando hacia atrás con suavidad la preguntó mientras con la mano la agarraba la vagina—. ¿Quieres que te haga esto?
    
    La pregunta sobraba porque ya lo estaba haciendo. Blanquita solo pudo soltar un gemido que delataba que la respuesta era afirmativa. Siguió estimulándola hasta la tuvo al borde del orgasmo, y paró.
    
    —Anita es una mujer extremadamente servicial y obediente, —continuó hablando mientras se sentaba en un sillón y nos hacia arrodillarnos entre sus piernas—. Puedes hacer con ella lo que quieras, pero a cambio, quiero hacer contigo todo lo que yo quiera. Ojo, he dicho todo, y te aviso de que soy muy exigente.
    
    Se sacó la polla, me hizo una indicación e inclinándome empecé a chupársela. Mientras me inclinaba, pude ver cómo Blanquita miraba con ojos desorbitados la enorme polla de papá. Se inclinó sobre mi y empezó a besarme la espalda al tiempo que notaba cómo me olía.
    
    —Estoy esperando una ...
«1...3456»