1. En la piscina con mi suegro


    Fecha: 30/04/2019, Categorías: Gays Autor: SAM82, Fuente: CuentoRelatos

    ... poseía una figura como la mía, debía exhibirla, además solo estaríamos los dos y ese sería nuestro secreto.
    
    Me lo pensé y me dije ¿Por qué no? Así que subí a la habitación, busqué entre mis trajes de baño y me coloqué uno blanco, hilo dental, muy pequeño, se me había alborotado lo exhibicionista, me observé en el espejo y me gustó lo que vi, bajé a la piscina pensando en el morbo que me iba a dar el saber que Fernando estaría sufriendo viendo mi espectacular figura.
    
    Mientras caminaba hacia la piscina, Fernando me esperaba con otra cuba libre y me observaba con ojos desorbitados, no perdía detalle de cada paso que daba, me lo imaginaba con la boca hecha agua, al llegar tomé el vaso y me acosté en la toalla boca arriba, disimuladamente veía como me miraba de arriba a abajo, dejando la vista en el triangulito de tela que cubría mi coñito depilado, conversamos por un buen rato, mientras me untaba el bronceador, lo hacía de una manera seductora, pero como quien no quiere la cosa, estaba jugando con los deseos libidinosos de Fernando, en realidad, jamás había visto a Fernando distinto al de esposo de mi suegra.
    
    Al rato giré para colocarme boca abajo, cosa que Fernando aprovechó para ofrecerse a untar el bronceador en mi espalda, en principio dudé en aceptar, pero finalmente, sin saber por qué, acepté, desenlazó los cordones de la parte de arriba del traje de baño, con la excusa de no mancharlos y de que no me quedaran marcas, sentí el gel tocar mi piel y sus manos ...
    ... callosas, manos de macho, de hombre rudo y trabajador, recorrer mi espalda, cerré mis ojos y dejé que Fernando continuara su labor.
    
    Sentía sus manos muy cerca de mis senos, luego bajaban por mi cintura, sin llegar a mis nalgas, sus manos estaban haciendo un efecto, con el cual no contaba, mi coñito comenzaba a acalorarse, comenzaba a dar muestras de gozo, mis pezones, por suerte, no a la vista de Fernando, estaban en su máxima erección, mantenía mis ojos cerrados, las manos de Fernando muy lentamente seguían untando o masajeando mi espalda, ya un poco más atrevidas, llegaban al inicio de mi raja, sin tocar totalmente mis nalgas, en mi interior deseaba que lo hiciera, muy astutamente preparaba el terreno, sentí gel en mis nalgas y escuché a Fernando decir que iba a bajar el hilo para no mancharlo, muy cuidadoso el tío, pensaba yo, sus manos manoseaban mis glúteos y sus dedos disimuladamente se perdían entre la rajita del culo, sin tocar mi orificio, delicadamente separó un poco mis piernas para untar bronceador en la parte posterior de mis muslos, así como en el área interna.
    
    Mi coño palpitaba con cada roce de sus manos sobre mi piel, continuaba con mi cara entre mis brazos y los ojos cerrados como si con ello evitara la realidad y solo se tratara de un divino sueño, de pronto sentí como sus manos se posaban a los costados de mis caderas y el hilo dental se liberaba de entre mis nalgas y se deslizaba hacia mis tobillos, pensé en reaccionar, pero solo eso hice, pensar, además de ...