1. La pertenencia: (4) Eres mía


    Fecha: 26/04/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Miguel.Lopez, Fuente: CuentoRelatos

    ... tienes que soltar para que te de lo que me pediste."
    
    "Gracias."
    
    La besé y nos besamos. Me puse encima de ella y ella abrió sus piernas. Cuando me lo tomé y lo puse donde me pidió, note lo mojada que ya estaba. Yo quería que ella experimentara que su cuerpo era más que tres hoyos para un hombre. Me froté entero entre sus piernas, deslizando lo que yo también tenía húmedo por la cara interior de sus muslos. La sostuve por las manos contra su cama. Su cara se contorsionaba mientras gemía a bajo volumen. La besé nuevamente. Ella no me podía corresponder, su boca estaba suelta, fuera de su control. Me levanté un poco, sin dejar de hacer las maniobras, para ver de arriba el espectáculo de su pelo extendido alrededor de su cara. Abrió los ojos y en un segundo entre las muecas de su boca, me sonrió.
    
    Suavemente dejé caer mi peso sobre ella otra vez y baje por su cuerpo un poco, poniendo mis labios en la parte superior de uno de sus pechos. Recorrí mis labios sobre esa piel sensible, sin llegar al pezón, pasando de uno al otro. Después con la lengua. Ya se le había olvidado lo que me había pedido. Con la lengua hice círculos alrededor de uno de sus pezones, subiéndome de a poco a la aureola. Finalmente rocé con la punta de mi lengua su pezón duro. Lanzó un gritito, como que le hubiese dolido. Sus gemidos se volvieron quejidos cuando empecé a jugar con él usando sólo la lengua. Tapé completamente su pezón con mi boca, dejándola hueca para que mi lengua siguiera el trabajo. ...
    ... Ella empujaba con sus brazos hacía arriba, haciendo una fuerza no despreciable contra mis manos que la sostenían.
    
    "¿Todavía quieres que te lo meta?"
    
    "No sé, no sé, haz lo que quieras, perdón, no sé nada, perdón perdón perdón"
    
    Su culpa no fue tan fuerte como para que su mente saliera del pozo por el que estaba cayendo.
    
    Se lo empecé a meter, poco a poco, la puntita y lo sacaba, luego un poco más adentro. Mientras se quejaba le iba hablando.
    
    "Aprendiste muy bien a pedir las cosas, y por eso puedes seguir haciéndolo, has sido una buena niña con tu papi, pero fíjate cuanto mejor es lo que hago contigo sin que me lo pidas."
    
    "Sí, siii."
    
    Cuando iba casi en la mitad se lo metí todo de un tirón. Levantó su cuerpo como con un electroshock, la boca abierta, muda. Ahí empecé con el convencional mete y saca. Solté sus manos y se llevó una de ellas a la boca, mordiendo un dedo.
    
    La abracé e hice que nos diéramos la vuelta, dejándola encima de mí. En el proceso se le salió.
    
    "Póntela tu misma y anda sentándote y levantándote a tu gusto."
    
    Antes de tomarlo, pasó su humedad por encima de él, moviéndose de adelante para atrás, deslizándose con sus caderas a todo lo largo de eso que tanto quería tener dentro de ella. Me impresionó su capacidad de postergar la satisfacción final. Cuando miraba hacia abajo, su cara quedaba totalmente oculta bajo la cortina de su pelo. Luego estiro su brazo y lo tomó por su espalda. En vez de metérselo al tiro, una vez más busco elaborar en ...