1. Said, el morocho.


    Fecha: 24/04/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Mi grupo familiar constaba en ese entonces de mi padre, madre y dos hermanas menores. Nuestra casa estaba situada en un cerro en el litoral del estado Vargas, Venezuela. La misma estaba en construcción ya que mi madre estaba esperando otro hijo, en la parte de abajo tenía dos habitaciones y como yo era mayor y único barón, mi padre y yo construimos en la parte de arriba una habitación para mí, con las comodidades necesarias para un barón. Al lado de nuestra casa se mudó una familia con tres niños, unos morochos hembra y barón y una niña pequeña. Los morochos tenían 11 años y la beba tenía 8 añitos. Ellos desde un principio se la pasaban en mi casa jugando con mis hermanas y yo los veía de manera normal. Ya yo tenía una novia y cuando pasábamos mucho tiempo de amapuches yo llegaba a casa con mis pantalones mojados por el exceso de líquido preseminal, por yo soy un manantial de líquido, cualquier cosa que me excite me hace emanar gran cantidad de líquido. Un buen día, aquella familia les tocó hacer un viaje por razones de enfermedad de un familiar y los morochos estaban en clases y la madre le pidió a mi mamá que si podía quedarse con ellos por los días que faltaban para el fin de semana, aquellos padres se fueron el día miércoles, cuando yo llegué de clases me acomodé y me fui a donde mi novia. Pasé mucho tiempo en su casa entre amapuches, besos, manoseos. Cuando llegué a casa como a las 9 pm, ya mi madre había acostado a Said en mi cuarto, al llegar me comunicó que tendría ...
    ... que dormir con el niño porque en el cuarto de las niñas no cabía. No me agradó la idea ya que en la privacidad de mi cuarto me masturbaba cuando llegaba cargado de leche en mis huevos. Al entrar al cuarto estaba en mi cama aquel niño, blanco de piel, medio gordito, pelo castaño claro al largo, como esta de espaldas pude ver que tenía unas nalgas gorditas y redondas, como hacía mucho calor el chico estaba durmiendo en ropa interior y sin franela. Apagué la luz para desvestirme y me acosté a su lado, me sobaba las bolas pues me dolían de tanto sebo que había hecho con mi novia. Me quedé medio dormido y al ratico siento que el niño se voltea hacia mí y me roza su pene contra mi mano. Aquello fue como un corto eléctrico, me entró un gran morbo y mi cabeza comenzó a volar, dejé correr mi mano y toqué su pene por encima de su interior y me sorprendí porque aquel chico tenía un gran pene para la edad que tenía. Su respiración daba con mi cara porque el niño estaba recostado de lado con su cara cerca de la mía. Sobé aquel pene poco a poco, metí mi mano y le toque todo, cabeza, tronco y huevos. Al ver que no había respuesta negativa se me ocurrió bajarle su ropa interior y dejé su pene al aire, aquello me excitó tanto que acerqué mi cara y olí su miembro, se lo pelé con cuidado de no despertarlo y olí nuevamente su glande, tenía un olor a orina, pero eso no me detuvo, pase mi lengua por la punta de su pene y noté que él se estremeció, aquel niño no estaba dormido, al ver su respuesta a ...
«123»