1. Vacaciones para recordar


    Fecha: 21/04/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Mago21, Fuente: CuentoRelatos

    ... de cenar Victoria se fue a dormir. Rocío y yo nos quedamos en el sofá viendo una película. Ya entrada la noche se había quedado dormida en el sofá. Cuando fui a despertarla, me incliné y vi que no llevaba sujetador. Me acerqué más y vi un pezón rosado y me entraron ganas de tocarlo y chuparlo. Roció hizo un movimiento que me asustó y me incorporé. Abrió los ojos, me miró y se fue a la cama. Me cambié en el baño. El pantalón del pijama no podía ocultar la tremenda erección que tenía. Cuando entré en el cuarto, me tiré rápidamente en la cama y me puse de lado para que no la viese.
    
    Estuvimos hablando un poco hasta que, sobre la una de la mañana nos quedamos ambos en silencio hasta que dijo:
    
    —¿Te duele? —dijo sin apartar la vista del techo.
    
    —¿El qué? —le pregunte extrañado.
    
    —Tu polla. Llevas todo el día teniendo erecciones. Debe de dolerte
    
    Me pose colorado. Se había dado cuenta.
    
    —Lo has visto.
    
    —Jaja para no verlo. Primero en la playa, luego cuando íbamos a cenar y ahora tienes otra. ¿Eso —note como se ponía también nerviosa— eso es que te gusta mi cuerpo?
    
    No me salían las palabras así que asentí y esperaba que ella lo viera en la oscuridad.
    
    —Tu siempre me has gustado Alberto, desde que éramos pequeños. Pero siempre te gustaban otras y últimamente con tus novias no podía hacer nada.
    
    —Lo siento. No me había fijado en que te gustaba, como siempre me regañas y me das golpes.
    
    —Perdón, no sé porque lo hacía.
    
    Nos volvimos a quedar en silencio un ...
    ... buen rato que me pareció una eternidad. De pronto Rocío volvió a hablar:
    
    —Entonces en la playa te has puesto cachondo por tocarme las tetas ¿no?
    
    —Si. Lo hice sin querer.
    
    —Pero te gusto.
    
    —Si —le respondí.
    
    —Y en la cena ¿Por qué te pusiste erecto?
    
    —Antes de cerrar la puerta te quitaste la toalla y vi tu cuerpo desnudo.
    
    —Esperaba que lo hubieses visto —noté como su voz sonaba nerviosa.
    
    —Y esta última ha sido por mirarme las tetas por encima de la camiseta.
    
    —¿Cómo lo sabes?
    
    —No estaba durmiendo —se incorporó en la cama— ¿las has visto bien?
    
    —Un poco, pero no mucho —me llene de valor— me gustaría verlas mejor.
    
    Sin decir nada más encendió la lámpara de noche y empezó a quitarse la camiseta. Vi como sus pechos revotaban al quitársela. Y ahí estaba, mi amiga de la infancia con las tetas al aire. Eran bonitas y redondas, con los pezones rosados. Sonrojada me cogió la mano y la puso en una de sus tetas. Empecé a acariciarla. Tocando cada centímetro de carne. Después me dirigí al pezón y con el pulgar empecé a tocarlo, notando como se iba poniendo cada vez más duro. Con la otra mano hice lo mismo con la otra teta. Mi polla cada vez me dolía más de la gran erección que tenía y apretaba los pantalones deseando salir.
    
    Cuando clave la vista en Rocío nos fuimos acercando, nuestros labios se juntaron y nos besamos. Primero despacio, sin despegar los labios, pero después fuimos más rápido, abriendo nuestras bocas para dejar pasar las lenguas. Un continuo ...