1. La reeducación de Areana (22)


    Fecha: 20/08/2017, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... inexperiencia en la dominación, pero repitió la orden y entonces Areana dijo en un susurro: -Sí, señorita Graciana. –y recién entonces se tendió de espaldas en el suelo, bajo las miradas perversas de sus ofensoras.
    
    -¿Me la sujetan? –pidió Graciana mientras sin dejar de comerse con los ojos a la inerme Areana se quitaba la bombacha para después sentarse sobre el estómago de la esclavita, a la que ya Lucía y Rocío sujetaban por las muñecas. Lentamente comenzó a erguirse en busca de la posición adecuada y una vez ubicada ordenó:
    
    -Abrí la boca, pendeja.
    
    El baño era a esa altura como una caldera a punto de estallar por la elevadísima temperatura que la situación provocaba. Areana abrió bien grande la boca sintiendo que esas manos que aferraban sus muñecas eran en verdad expresión de su esencia de esclava, de su inevitable destino que sólo su Ama, la señora Amalia, estaba en condiciones de determinar. De pronto oyó la voz de Lucía dirigiéndose a Rocío:
    
    .Sujetala vos, yo voy a hacer otra cosa.
    
    Rocío se encargó rápidamente de ambas manos de Areana y Lucía se desplazó hasta quedar a espaldas de Graciana, se arrodilló y luego de apartar el largo pelo de la chica para descubrir su nuca le dio allí un apasionado beso. Inmediatamente le dijo: -No te muevas. –y con los dedos de ambas manos le abrió los labios externos de la concha.
    
    -Ahora meala… Quiero verla tragándose todo tu pis… Vamos, meala…
    
    Y Graciana expelió un prolongado chorro de orina que hizo blanco en la ...
    ... boca de Areana, que tragó disciplinadamente el líquido, por momentos sofocándose pero bebiendo y bebiendo hasta que por fin el chorro cesó cuando ella tenía los ojos llenos de lágrimas por efectos del componente ácido de la orina.
    
    Graciana respiraba con fuerza mientras miraba a Areana, que tenía los ojos cerrados y una expresión de calma en su rostro, la calma de saber que había pagado su culpa.
    
    -Parate, pendeja. –le ordenó Lucía para después preguntarle con tono burlón:
    
    -¿Te gustó el trago?
    
    -Sí, señorita Lucía… -fue la respuesta que asombró a las tres chicas.
    
    -¡Ah, bueno! ¡Hay que darle meada seguido, entonces! –propuso Rocío. –¡La próxima quiero ser yo!
    
    -Concedido. –dijo Lucía y aferrando por el pelo a la esclavita la puso de pie para después emprender el camino hacia el aula cuando sonaba el timbre que daba por finalizado el recreo.
    
    Tocaba la clase de la profesora Godínez y Areana pensaba en eso mientras aún sentía en la boca el sabor de la orina de Graciana.
    
    -Buenos días, señoritas. –saludó la docente al entrar al aula y las alumnas respondieron a coro:
    
    -Buenos días, profesora… -y la clase comenzó con el despliegue de un mapa de Asia sobre el pizarrón y furtivas miradas de la profesora a Areana.
    
    Habían transcurrido apenas unos pocos minutos cuando Lucía le dijo con sus labios pegados a la oreja de la esclavita:
    
    -Preparate, pendeja. Areana se estremeció de miedo y ansiedad y segundos después, la sorpresa
    
    -¡¿Qué hacés, degenerada?! –le gritó ...
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