De rodillas - Relatos Eróticos

De rodillas

... sacarme su verga de mi boca para jadear y gruñir a gusto…De pronto esa cosa abandonó mis labios y adiviné que mi esposo se ubicaba a mis espaldas. Sus manos aferraron mis caderas y enseguida su verga comenzó a hundirse en mi agradecida vagina.Me bombeó casi con furia, sin tener en cuenta mis aullidos y mis súplicas para que me cogiera con más delicadeza. Pero no, no se detuvo, sino que redobló sus embates violentos y pronto eso me hizo acabar. Aullé como loca y caí hacia adelante, abatida y totalmente entregada.Pronto esa verga también se descargó dentro de mi cuerpo. Me hizo temblar y otra vez tuve un intenso orgasmo. Me llamó la atención la cantidad increíble de semen que mi esposo derramó en mi concha. Víctor parecía estar más caliente que nunca…Se salió de mi concha y pensé que iba a quitarme la venda de mis ojos; pero de repente sus manos me aferraron otra vez y unos segundos más tarde, la punta de su verga empujaba sobre mi cola, intentando deslizarse dentro de mi estrecha entrada trasera…Le pedí que no me sodomizara. Su pija estaba inusualmente gruesa y eso iba a dolerme bastante, calculando que ...

... mi estrecho ano hacía bastante que no era dilatado por una buena verga…Pero él ignoró mis súplicas. Siguió empujando hasta lograr penetrar mi apretado esfínter. Después escuché unos gruñidos y mi esposo comenzó a bombearme el culo a gusto.Me dolió sentir su verga tan gruesa, pero pronto comencé a disfrutar con placer. No pude acabar mientras me sodomizaba, pero me alegré por Víctor al sentir su semen tibio invadiendo mi ano…Volvió a salir de mi cuerpo y me dio un par de palmadas en mi cola. Después bajó las escaleras en silencio, dejándome ahí tirada en el suelo, hecha un ovillo, mientras sentía salir semen de mis dos orificios…Dos segundos después sonó mi celular. Repté por el suelo hasta el pasillo, buscando mi bolso. Era una llamada perdida de mi esposo y me había dejado un mensaje, diciendo que lamentaba no haber podido esperarme en casa para hacer una buena despedida. Agregó que llevaba ya un rato largo esperando abordar el avión en el aeropuerto, porque su vuelo se había adelantado…Atónita, regresé corriendo al dormitorio y busqué esa nota sobre la almohada. No era la letra de mi adorado esposo…