1. Gavilán y paloma. El hombre estrenó a la hija del socio pero ella fue el gavilán


    Fecha: 18/03/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    La venganza está inmersa en la condición humana. Desde los orígenes del mundo se han sucedido incontables hechos de mayor o menor entidad, de todo y tamaño tipo que podamos imaginar. El presente relato es una confidencia, detallada y minucioso, de primera mano solo alterando, nombres y lugares.
    
    Teníamos con mi socio, Roberto, un negocio gastronómico. Mi socio tenía dos hijas, Rosario de dieciocho, nuevecitos y Nené de veinticinco, casada; la primera, solterita y virgen, colaboraba en el negocio por las tardes, al regreso del liceo de señoritas.
    
    Roberto, un mal nacido, lo descubro por una confidencia de un empleado y un proveedor, que me estaba currando (estafa) de lo lindo, desde por lo menos un año atrás, por esa razón las cuentas daban poco de ganancias. Comprobados los dichos, lo encaré, y me reconoció el hecho, pero se declaró insolvente para reparar el daño económico inferido, que había sido un socio infiel por un problema de faldas, obviamente extra matrimonial y rogó que le permitiera seguir trabajando. Como el negocio marchaba medianamente bien, decidí echar un manto de tierra y continuar de ahí en más, tomando yo el control.
    
    Se suele decir que la venganza es un plato que se come frío, y qué razón tienen estos dichos llenos de la sabiduría popular, bueno el tema fue que cuando descubrí ese desaguisado de Roberto, elucubré como joderlo. A poco de pensar el objetivo se me presentó por sí solo: La hija, la pendeja.
    
    Desde siempre hubo una muy buena onda entre ...
    ... ambos, claro está que las distancias de edad y mi condición de casado establecía los condicionantes necesarios para que solo hubiera trato como de tío a sobrina. Pero, ahora y dadas las circunstancias, otro sería el cantar, rumiaba mi bronca en solitario.
    
    Apunté toda mi astucia y poder de seducción para “levantarme” a la menor de las hermanas, la colegiala. Al cabo de un mes de iniciada la estrategia de conquista salí a visitar proveedores, ella fue la compañía. Era de tarde, va al colegio de mañana, estaba más bonita que de costumbre, una mini muy mini y yo un deseo muy deseado.
    
    Hicimos un alto, para tomar una coca cola, riendo y haciéndonos de las bromas que nos hacíamos todo el tiempo. La charla se distanció de lo habitual, un poco por azar y un poco de intención, en diálogo más adulto, la estaba tratando como a una mujer. Se sentía gratificada por el trato más directo y adulto.
    
    –Lito… me estás haciendo sentir… como decirlo, como… como más mujer, bueno... algo así, tampoco lo sé bien… pero me gusta, es… como sentirse mayor…
    
    Fui directo al tema, necesitaba adentrarme en su intimidad de pensamiento, esa parte siempre vulnerable, pregunté por sus gustos y preferencias respecto de los hombres. Lo directo de la cuestión la descolocó un poco, queriendo aparentar mayor experiencia dijo que sabía lo que hay que saber de la relación con un hombre, que no era una novata en el amor y todo eso que se dice, las bravatas de quien aparenta soltura y seguridad, pero se le nota ...
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