1. Conspiración en silencio


    Fecha: 21/06/2017, Categorías: Fetichismo Masturbación Tabú Autor: EvaManiac, Fuente: xHamster

    ... De repente noté una descarga eléctrica que me atravesó la médula espinal, y que desembocó con un inmenso chorro que golpeó contra su frente obligándole a salir de mi interior. "Dame tu leche" decía Juan, completamente empapado, mientras palmeaba mis labios al son de una descarga que, tras el chorro inicial, ahora solo ofrecía restos de savia blanquecina. Destapé la boca para recoger todo el aire que me fuera posible y, mientras me disponía a recuperar el aliento, mi macho se incorporó para acercar su boca a la mía y ofrecerme no sólo un gesto de cariño y amistad, pero también una colección de olores y texturas que él había coleccionado desde mi interior.Durante ese boca a boca Juan utilizaba una de sus manos para levantar mi cabeza mientras usaba la otra para bajarse los calzones con cierta prisa y poca destreza, así que se incorporó de nuevo frente a mis pies, con los slips por las rodillas y un pedazo de tranca morada y sudorosa moviéndose libremente antes de invitarme a agarrarla. "Ufff Juan, fóllame ya", se me escapó en un tono demasiado alto. "Shhh..." respondió de nuevo mientras disfrutaba de las vistas que mi paja le ofrecían. Tuve que incorporarme un poco para poder abarcarle con la mano como se merecía, pero no me dio tiempo a metérmela en la boca porque, tan pronto como hice finta, me levantó ambas piernas y me dispuso físicamente para el acto del amor. Recuerdo haber pensado que pocas veces había sentido en mis manos un falo de carne tan duro y consistente como el ...
    ... que ahora ofrecía Juan. Suelen mostrar esa firmeza justo antes de eyacular, y deduje que si no se iba a correr ya, le quedaría muy poco para hacerlo. Me pidió que aguantara las piernas en alto mientras presentaba el glande a la raja anfitriona y, cuando llegó a rozar la entrada de mi cueva comencé a temblar por un deseo que hice latente con otro gemido agudo, lo cual propició que Juan mantuviera esta vez el dedo fijo en su boca conminándome a un silencio absoluto mientras comenzaba a perforarme muy lentamente, para lo cual solo se me ocurrió volver a taparme la boca con una mano permitiendo que el único ruido que se apreciara en la habitación fuera el chasquido sorprendente que la introducción cadenciosa emitía. Se antojaba insoportable no poder expresar con mis propios ruidos el frenesí que estaba experimentando ahora. El bate de Juan no dejaba de entrar centímetro a centímetro hasta hacer tope en mi matriz, y al sacarlo para empezar de nuevo, mis líquidos expresaban el estado de delirio en el que me hallaba. A cada bombeo notaba ese cilindro más caliente y pétreo, y al levantar la cabeza para otear entre mis piernas todo aquello, se me nublaba la vista y entraba en un estado de ansiedad sexual poco habitual. Aunque los vaivenes dentro de mi vagina eran pausados, ésta parecía tener consciencia propia de mi estado mental y no paraba de segregar fluidos que iban alojándose alrededor de todo mi sexo, embadurnando los labios externos y el ano, generando un delicado manto blanco ...
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