1. Con una sombrilla en el ano


    Fecha: 08/03/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Era la quinta vez que me masturbaba en el día, la primera fue con una intención exhibicionista al salir de bañarme, y es que estaban construyendo un edificio a lado de mi casa. Cuando llegó el arquitecto no aguanté más las ganas de enseñarle mis tetas, así que aún con el cabello mojado, unos shorts y un top blanco semi-transparente me apresuré para ir a tender la ropa a la azotea, fingía que se me caían los ganchos para colgar las prendas mientras me agachaba y les mostraba mis nalgas a los arquitectos e ingenieros, quienes me miraban fijamente mientras veía como su bulto crecía rápidamente.
    
    Aún con la mirada encima de aquellos hombres calientes que comenzaban a tocársela, me dirigí al cuarto de lavado mientras contoneaba mis caderas suavemente para antojarlos, así que entré al cuarto, encendí la lavadora, me senté sobre ella, abrí los labios de mi conchita que ya chorreaba de jugosa y me metí el dedo por la vagina lo más adentro que pude mientras sentía la vibración de la máquina que sacudía mis nalgas, pronto comencé a gemir mientras imaginaba la cara de los arquitectos y sus miradas perversas, subí el tono de voz hasta que mis gemidos pasaron a gritos de placer.
    
    Cuando salí del cuarto de lavado, aún con los pezones erectos y la tanga mal puesta, pude ver los ojos de lujuria con la que me miraban: eres una perrita gritó uno, mientras otro dijo: quiero ese culo para mi verga.
    
    Después de esa escena me dirigí a mi habitación con la satisfacción de que me vieran como ...
    ... una puta caliente, pero aún tenía ganas de que me la tocaran, no uno, sino muchos a la vez, así que al entrar a mi cuarto, abrí la ventana, tomé el primer frasco de mi tocador que semejara un pito y me lo metí una vez más con mucha fuerza por mi vagina que ya empezaba a sentir dolor; no tenía ganas de venirme todavía pues sabía que si tenía un orgasmo, las ganas iban a desaparecer y no iba a permanecer tan caliente el resto del día.
    
    Dejé de manosearme, me puse una blusa sin brassiere, de esta forma como mis senos son grandes y redondos puedo sentir al caminar como se balancean de un lado a otro, incluso puedo agacharme hasta que el propio peso los libere de la ropa y después disculparme por el "descuido" de que se me saliera alguna teta.
    
    También me puse unos jeans ajustados y una tanga la cual prácticamente sentía que me violaba pues entraba hasta mis labios vaginales quedando de esta forma empapada, ¡cómo me gusta usar estos calzoncillos!, pues en todo momento siento que me masturbo, cuando camino, cuando me siento o hago cualquier movimiento por pequeño que sea.
    
    Como estaba bien caliente, después de vestirme me dirigí a la escuela con el pretexto de tomar clase, aunque lo que en realidad quería era estar de puta con mis compañeros.
    
    Así que a mitad de clase, después de moverme repetidas veces en la silla y ya no aguantar más le mandé un recadito a un amigo que siempre quiere coger conmigo a todas horas y que no está de mal ver, le escribí: te veo en el salón C17 ...
«123»