1. Historia del Chip 016 - Una cadena, dos cordeles - Daphne 006


    Fecha: 16/08/2017, Categorías: Gays Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... consideró una estupidez. Sus efectos demostraron lo equivocada que estaba.
    
    Lo que mágicamente hacía la crema era recrearle la punta de los nervios en los pies. Y la piel. El efecto se perdía al cabo de tres o cuatro días, mientras tanto los pies de Daphne se volvían suaves como los de un bebé. Y estéticamente una delicia. Hasta entonces la habían estado frotando las extremidades para quitarle las rozaduras y mejorar su aspecto. Ya no haría falta. El pie se regeneraría solo. Había un pero, que H4 pronto tuvo tiempo de asimilar. Parte de su entrenamiento empezaba de nuevo porque las nuevas puntas de nervios enviaban señales desconocidas al cerebro. Miss Marple le explicó que no siempre ocurriría y que poco a poco ese efecto se diluiría pues el cerebro siempre encontraba motivos para anular señales repetitivas y en este caso redundantes. La gran ventaja que tendría ahora, le notificó con una enorme sonrisa y una clara excitación, es que no debería preocuparse tanto por el roce en sus pies o la quemazón que sintiese. Su cuerpo lo arreglaría y acabaría de nuevo con unas plantas sensibles como las de un bebé. Era algo maravilloso ¿O no le parecía así?
    
    A Daphne, -una vez que el ungüento entró en su sangre-, no le pareció tan maravilloso. Las primeras horas eran muy agradables. Siempre se lo había puesto antes de dormir y le resultaba placentero. Al levantarse por la mañana y presionar con fuerza necesitaba varios ...
    ... minutos para dominar las lágrimas y el atroz dolor. Ya se había acostumbrado a la sensación que no duraba más que unas horas. Eso no impedía que los H4 en los pies le resultaban pavorosos. No llegaba a mantener ni un 30-15 y se pasaba el tiempo con los talones levantados y el culo más proyectado.
    
    Hoy iba a ser mucho peor. El efecto regenerador actuaría mientras estuviese cenando o bailando. Le abrumó tanto que le surgió una lágrima. Jennifer, vigilante, la retiró con su lengua.
    
    —No será para tanto, H4. Ya verás. Estas semanas se te ha permitido ponerte la crema por las noches para que te acostumbrases. Pronto sólo te la untarás por las mañanas: los martes y los viernes. O cuando vayas con tu amante. Me encantará acariciar tus pies de bebé por la mañana.
    
    H4 enjugó su última lágrima.
    
    —A mí me encantará sentir esas caricias. Jennifer. Es porque me va a ser resultar mucho más difícil bailar o caminar durante esta noche. No quiero decepcionarte.
    
    Jennifer besó a H4.
    
    —No puedes decepcionarme, aunque bien que me engañas de vez en cuando. Miénteme una vez más.
    
    Daphne retiró el tapón del frasco y se lo entregó a A1 que con esmero y pulcritud untó las plantas de los pies de su amada. Las dos empezaban a acostumbrarse al ritual. Daphne pensó que quizás no tendría demasiada importancia. En un rato el perfume hallaría el camino de su sexo, la cadena la cortaría en pedazos y ni siquiera habían salido de la escuela. 
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