1. AMANTES


    Fecha: 18/02/2019, Categorías: Erotismo y amor Autor: erotikakarenc, Fuente: RelatosEróticos

    Su cuerpo desnudo pegado al mío, mis senos erectos rozando su pecho y su excitación creciendo entre mis piernas a un ritmo vertiginoso. Cuando lo recuerdo no puedo evitar esbozar una sonrisa. Ha sido la mejor noche. En realidad, nuestra primera noche juntos.
    
    Nos costó decidirnos y encontrar un día y un momento para estar juntos, lejos de todo y de todos. Solos, él y yo. Pero por fin pudimos fijar una fecha, un lugar, un momento para nosotros dos. Y hacer realidad aquel deseo.
    
    ¿Sabéis? Me encanta seducirle y sé que a él le encanta que le seduzca, pero es que no lo puedo evitar, es tan dulce, tan bello por dentro, tan tierno, que despierta mis más hermoso instintos primarios y mi poder de seducción. No puedo evitar desplegarlo ante él.
    
    Todo empezó como un juego, pero poco a poco fue convirtiéndose en un fuego que nos quemaba a ambos y teníamos que apagar. Y aquella noche sería el momento de tratar de apagarlo o hacer que ardiera aún más.
    
    Quedamos en un hotel a medio camino entre su casa y la mía. Recuerdo que me puse un vestido negro, de tirantes, que me había comprado un par de semanas antes. Era muy elegante y con un buen escote, tanto por delante como por detrás. Quería causarle buena impresión e indudablemente, seducirle. Cuando entré en el vestíbulo del hotel, él me estaba esperando sentado en uno de los sillones del hall. Al verme me sonrió, su cara se iluminó con un brillo especial. Estaba guapísimo. Llevaba un traje color beig con una camisa blanca. Me ...
    ... acerqué a él.
    
    ¡Hola! Estás guapísima. – Dijo. Me rodeó con sus brazos y nos besamos.
    
    Me sentí tan segura y a gusto que desee que no me soltara nunca más.
    
    Cuando nos separamos me preguntó:
    
    ¿Subimos?.
    
    Claro – Respondí. – Vaya pregunta.
    
    Lo decía por si preferías cenar algo.
    
    No, cielo, ahora sólo tengo ganas de ti. – Le dije restregando mi cuerpo contra el suyo en un movimiento casi imperceptible a simple vista.
    
    Nos dirigimos a la recepción, y tras pedir una habitación y dar los datos, nos dirigimos al ascensor. Una vez dentro, volví a pegar mi cuerpo al suyo, nos abrazamos y seguimos besándonos mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos. El ansia nos devoraba.
    
    El ascensor paró y salimos de él. Nos dirigimos hacía la habitación. Estabamos felices y rebosantes de alegría. Nuestro deseo más escondido se haría realidad esa misma noche en aquella habitación. Él metió la llave en la cerradura y la puerta se abrió. Cerramos y entonces me abrazó con fuerza, volvimos a besarnos. Por fin estabamos solos, a resguardo de todo y de todos, solo él y yo.
    
    Cogiéndome de la mano me arrastró hasta el interior de la habitación. Y sin preocuparnos por nada más, continuamos besándonos, acariciando nuestros cuerpos. Él me bajó la cremallera del vestido mientras yo le quitaba la americana y le desabrochaba la camisa. Me quitó los tirantes del vestido y lo dejó caer al suelo, en tanto que yo hacía lo mismo con su camisa. Su pecho perfecto y casi sin bello se mostró ante ...
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