1. Mari, mi vecina madurita y pechugona. 1. El ascensor


    Fecha: 10/02/2019, Categorías: Hetero Autor: xavimysk, Fuente: CuentoRelatos

    ... sujetador. Aparto la blusa con la mano izquierda y con la derecha se sacó la teta izquierda de la blusa cubierta todavía por el sujetador, luego sus manos cambiaron de lado e hizo lo mismo con la teta derecha.
    
    —Bonito sujetador Mari.
    
    Era una prenda negra con algo de encaje y que cerraba por delante. No me hagáis decir que talla, no tengo ni idea de esas cosas, solo os puedo decir que la prenda era de un tamaño considerable ya que debía contener dos auténticos portentos de la naturaleza.
    
    —¿Te gusta? Ya sé que no lo ve nunca nadie, pero me gusta ser coqueta con mi ropa interior.
    
    —Sí me gusta, sí y mira tú por donde al final si te ha visto alguien jaja.
    
    —Espera nene, que ahora viene lo bueno —Me dijo guiñándome un ojo.
    
    Mari soltó los corchetes que cerraban su sujetador y tras caer ambas copas hacia los lados pude contemplar, con los ojos como platos, como aquellas dos tetazas caían vencidas por las leyes de la física. No eran ni mucho menos unos pechos duros y tersos, pero su enorme tamaño y su blancura hubiesen cegado al hombre más frio.
    
    —¡JODER MARI!
    
    —¿Te gustan? ¿Son como las imaginabas? —Pregunto alzando sus pechos desde abajo y mostrándolos orgullosa.
    
    —¡Me encantan!
    
    Como ya os he dicho los pechos de Mari son enormes y blancos, a través de la fina piel de sus tetas pueden apreciarse las azuladas venas que las recorren llenándolas de vida. Sus areolas grandes, ligeramente arrugadas y de color rosado se ven coronadas por unos pezones que, por ...
    ... tamaño, hacen honor a las tetas que los exhiben.
    
    —Vamos, no te cortes, toca si quieres.
    
    —¿Pu… puedo?
    
    —Claro tonto. —Contesto sonriente.
    
    Deje mi barra de pan sobre el carro de la compra de Mari y abriendo las manos tanto como la longitud de mis dedos permitían tome ambas tetas.
    
    —¿Cómo se sienten? —Pregunto risueña.
    
    —Joder, divinamente Mari. ¡Vaya unas tetazas que tienes! —Amasaba sus tetas con mis manos hundiendo los dedos en la abundante carne mientras sentía como los pezones ganaban en dureza y se apretaban contra la palma de mi mano.
    
    —Jajaja, según mi difunto marido son, además, deliciosas.
    
    —Estoy seguro que no le falta razón.
    
    —Pruébalo tú mismo tonto —Sin más tomo mi cabeza con ambas manos y llevándome hacia ella la hundió en medio de sus tetas.
    
    Aspire fuertemente su perfume mientras movía mi cabeza a un lado a otro tratando de abrirme paso entre ellas. Retire la cabeza y abriendo la boca tanto como pude me abalance sobre una de sus tetas mientras pellizcaba el pezón de la otra con la mano.
    
    —Parece que el nene tiene hambre, no te preocupes que la tita Mari te dará teta.
    
    Chupaba y lamia su teta succionando el gran pezón y cubriéndola con mi saliva. Note como sus areolas se arrugaban y endurecían sus pezones mientras yo trataba de comerme aquellas tetas intentando abarcar tanto como fuera posible. Cambiaba de una teta a la otra intentando morderlas y chuparlas con desesperación y en pocos segundos quedaron brillantes y perfectamente lubricadas ...