1. Ana 4


    Fecha: 14/08/2017, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    Ana había empezado a dictar clases de violín para pagar las cuentas. El dinero que cobraba por tocar en las orquestas era ínfimo, y a veces, ni si quiera cobraba. Por otra parte, su enorme orgullo no le permitía aceptar dinero de ninguno de sus amantes. En alguna ocasión pensó en pedirle prestado a su vecino, un hombre joven que la acosaba desde hacía meses, y que cada tanto, se las ingeniaba para hacerla suya, aun cuando ella no quería. Sin embargo, siempre terminaba desechando la idea. Es cierto que de todos sus amantes era el que más la deseaba y no dudaría en prestarle dinero. Pero si ya la trataba como puta ahora, con plata de por medio, se creería su dueño.
    
    En su fuero interno reconoce que por momentos disfrutaba de estar con él, sobre todo, porque consideraba la pija del vecino, una de las más lindas que había visto jamás. De un color vivo, y una forma extrañamente asimétrica, gruesa y resistente. Pero el tipo se excitaba obligándola a coger, y eso le daba miedo. Y ese temor residía en la sensación que la poseía cada vez que tenía la certeza de estar a punto de ser violada: calentura. Efectivamente, una parte de ella disfrutaba el maltrato, pero apenas terminaba de ser penetrada, la invadía la culpa y el asco por sí misma. Por eso decidió evitar al vecino lo más posible, y por ende, con pocas opciones para mejorar su situación económica, usó su departamento como escuela de música.
    
    A la semana de publicar anuncios e imprimir volantes, consiguió tres alumnos. Dos ...
    ... mujeres, que en realidad llegaron a ellas recomendadas por sus compañeras de orquesta, y un preadolescente. Es en torno a este último donde va a girar este relato.
    
    Ana había terminado de limpiar y ordenar el departamento para recibir a su nuevo alumno. Facundo llevaba el uniforme de escuela: pantalón gris, zapatos negros, camisa blanca y corbata bordó, y colgándole de su hombro, el estuche negro que contenía el violín. Tocó el timbre, y Ana fue a abrirle. El chico fue evidentemente sorprendido gratamente al observar a su nueva profesora. Ana se vestía lo más recatadamente posible para dar clases. Esta vez no llevaba calzas ni vestidos sensuales, sólo un pantalón de jean común y corriente, y una blusa azul, elegante, pero bastante suelta. Sin embargo Facundo parecía estupidizado por la visión.
    
    —Hola, pasá. — saludó Ana y se hizo a un lado para que el chico entrara.
    
    Facundo no podía creer su suerte. Había dudado en tomar clases de violín. Pensaba que si se enteraban los compañeros de escuela, se iban a burlar de él. Por eso le pidió a su mamá que busque un lugar bastante lejos. Ella accedió fácilmente, era comprensiva y nada invasiva. Lo llevó hasta capital y lo dejó sin intentar conocer a la profesora.
    
    Ahora que tenía a Ana en frente, no dudaba de lo importante que fue su decisión de tomar clases en ese lugar: adelante suyo se encontraba una rubia despampanante, apenas más alta que él. La blusa azul envolvía unas tetas firmes. Sus caderas generosas anunciaban un ...
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