1. Mi primer piso de estudiantes -2


    Fecha: 04/02/2019, Categorías: Hetero Autor: Marcos Sur, Fuente: CuentoRelatos

    Pasaron los días y nada era igual. Quizás la complicidad había crecido con mis dos compañeras.
    
    Laura se reía cuando hablábamos a solas e imaginaba como le sentaría a Juanjo mi cercanía a Marta. Todos los días hacíamos las tareas en común de casa sin ningún problema y nos complementábamos como buenos compañeros de piso. Todo era genial y se rompía tan sólo cuando aparecía Juanjo en casa dando la nota. Yo había aprendido a interpretar un papel para pasar desapercibido y distinto los días que llegaba el novio opresor.
    
    Laura, un día de copas, me confesó que Marta estaba encantada conmigo y a mí se me fue la lengua, diciéndole que a mí me parecía que estaba muy buena para ese novio. No sé si fue un error o un acierto pues fue evidente que se lo contó y Marta y yo pasamos a lanzarnos indirectas impensables días a atrás. Nos hacíamos bromas, empujones y risas todo el día.
    
    En esa confianza me contó que Juanjo era de una familia con mucho campo y dinero. Y que pese a tener seis años más que ella era el único novio que había tenido. Me contaba los miedos que le tenía, su frustración y la presión de todos en el pueblo para que continuaran de novios. Tanto es así que ella me contó todo el ajuar que le estaban preparando para casarse, estando decidida ya la casa que construirían para ellos cuando acabara la carrera. Algunas veces, cuando tomábamos vino en casa, ella confesaba la falta de ilusión que tenía y lo amargada que estaba.
    
    Los días que él llegaba se repetían las ...
    ... broncas y los insultos. Muchas veces en los insultos me nombraba, intentando que me picara y saltara. El iluso no era capaz de hacer feliz a su novia con esas maneras y a mi cada vez me atraía más.
    
    Pero el colmo fue un día que llegue a la hora de comer. Él le gritaba diciéndole que quién coño se pensaba que era para no obedecerle, que era una zorra y la zarandeaba por los hombros. Yo dejé la carpeta en la mesa y no pude quedarme quieto. Lo separé y le dije que parara o llamaría a la policía. Tanta fue la tensión que Juanjo creo que decidió irse y que le contaría a los padres de Marta la mierda que era su hija…
    
    Él pegó un portazo y Marta quedó en el suelo llorando, con su pelo despeinado y su cara de incredulidad de lo que estaba pasando. La agarré de las manos levantándola, abrazándola y susurrándole que ya había pasado mientras acariciaba su espalda. Ella llevaba una falda vaquera y una camisa donde caían sus lágrimas. Le ofrecí un poco de agua para aliviar el disgusto y le dije que era demasiado guapa para llorar por un imbécil. Hice que se le escapara una sonrisa y nos abrazamos de nuevo mientras ella me susurró: “Gracias Marcos, siempre te hago pasar por mis malos ratos” y me dio un suave beso en la mejilla que a mí me supo a gloria. Y le respondí al oído: “las niñas que están tan buenas siempre van a dar con los más tontos” mientras susurraba eso mis labios rozaron el lóbulo de su oreja y se le escapó otra sonrisa y me dijo en tono jocoso “Pero cabronazo si tú te puedes ...
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