1. Buscaba una mujer y encontre a una travesti


    Fecha: 02/02/2019, Categorías: Transexuales Autor: susonn, Fuente: xHamster

    ... moviendo mi cabeza de atrás hacia delante. De repente paró, separo su rostro del mío y me dijo:-¿Te gusta? Pues imagínate lo que puedo hacer con tu polla.Sonrió maliciosamente y de nuevo me besó mientras me sobaba el culo, aunque mejor sería decir, mientras me amasaba el culo. Yo, por mi parte, ante tal intimidación intenté llevar la iniciativa y comencé a besar su cuello y a sobar sus tetas. Estaba disfrutando de un cuerpo perfecto. Ella me magreaba el pene con auténtica furia y mis pantalones no eran capaces de disimular mínimamente la más tremenda erección que había tenido en mi vida. La abracé con fuerza y me agaché ligeramente para cogerla del culo y a horcajadas llevarla a la cama… fue entonces cuando lo noté. En esa posición noté un enorme bulto que apretaba mi estómago. La bajé al suelo y me fijé en su entrepierna: una barra de carne se marcaba en su ceñido traje.-¡Joder! ¡Pero si eres un travesti!- dije entre sorprendido y asustado.-¡Cállate cabrón!- dijo.Me agarró la cabeza he hizo que me agachara a la altura de su vientre. Sus brazos eran los de una mujer, pero tenían la fuerza de un hombre. En otras circunstancias (si enfrente hubiese tenido un hombre de verdad), me hubiese revelado, pero me encontraba en un estado de profundo asombro, curiosidad y, porque negarlo, de extraña excitación. Lo cierto es que consciente o inconscientemente, me dejé hacer. Sofía se remangó la minifalda de su ajustado vestido; su tranca saltó como un resorte. Era enorme: había escapado ...
    ... por uno de los lados de su minúsculo tanga negro. No tenía ni un pelo, estaba completamente rasurada, con unos huevos enormes y relucientes.-Huélelo- ordenó apuntando la polla hacia mi cara.Lo olí. Olía a hombre en cuerpo de mujer, olía a excitación, olía a deseo, olía a humedad ácida… olía a gloria.-¡Lámelo, cerdo!Como hipnotizado, sin ser dueño de mis actos, lo hice. Le pegué un tímido lengüetazo, pero suficiente como para paladear su gusto. Entonces me di cuenta de lo que en realidad había en mi mente: el hipnotismo, la sumisión y la debilidad dieron paso al deseo en estado puro. Un solo lengüetazo sirvió para demostrarme que lo que yo deseaba era hacer correrse esa polla que tenía delante de mis morros. Sin dudar, metí en mi boca toda la longitud que pude de ese enorme falo. Jamás había chupado un pene, pero quizás algo instintivo me decía cómo hacerlo, así que comencé a lamer su miembro con auténtico deseo. Ello no debió ser suficiente para Sofía, ya que me cogió de la cabeza y empezó un rápido vaivén de sus caderas hundiéndome la polla hasta la garganta. Estaba medio asfixiado, pero por nada en el mundo quería yo rechazar esa descomunal tranca. Deseaba que se corriera en mi boca, así que intentaba sorber su glande como quien mama de una teta.-Así, cabrón… así. ¡Chupa fuerte, cerdo!- me decía.Yo obedecía. Su polla entraba y salía de mi boca a una velocidad increíble; en la comisura de mis labios se había formado una compacta espuma compuesta de mi saliva y sus fluidos. Su ...