1. Visitas a mi vecino (el mareo)


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: No Consentido Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    Eran las cinco de la tarde cuando empezamos a comer.
    
    A James, se le antojó comer paella; y no sé, como a esas horas, Pedro consiguió que nos hicieran un par de paellas en un restaurante de carretera.
    
    Luego, volvimos a repartirnos en los coches; y a Chencho y a mi nos dejaron en Príncipe Pío.
    
    Cuando llegué a mi casa, no había nadie; mi abuelo había salido.
    
    Así que, le llamé al móvil.
    
    -”Abu” ¿dónde estás?
    
    -¡Hola, hijo! ¿Ya has llegado? Estoy en el parque dando una vuelta y me he encontrado a Tomás y a D. Carlos. Estamos aquí, de cháchara. Que pronto habéis llegado ¿no? Te esperaba más tarde.
    
    - Si “abu”, hemos llegado pronto, porque Loren no se encontraba muy bien y hemos decidido venirnos.
    
    - Yo tampoco estoy muy bien, hijo. Me ha dado un mareo y me he caído; pero no me he hecho nada ¡eh!…
    
    Tomás me ha dado una pastilla y se me ha pasado.
    
    Pero, ¡venga! Si ya estás en casa, vamos para allá…
    
    Solo eran las siete y media.
    
    Me dí una buena ducha y me tumbé encima de la cama a esperar a mi abuelo.
    
    Apenas unos minutos y escuché sus llaves abriendo la puerta.
    
    - Pasen ¡por favor! Están en su casa
    
    Cuando le vi, me pareció que estaba un poco pálido
    
    - ¿Estás bien, “abu”?
    
    - No te creas, hijo. Todavía estoy un poco mareado ¡eh! Además, me siento muy cansado.
    
    - ¡No te preocupes Diego! No es nada importante, dijo Tomás; pero le conviene descansar.
    
    Mi consejo es que se acueste ahora y ya, hasta mañana. Ya verás como se levanta ...
    ... hecho un chaval.
    
    - Si, hijo. Voy a acostarme, que estoy cansado y es lo que mas me apetece... ¿te importa?
    
    - No “abu” ¡para nada! Si yo tengo que repasar unas cosas del cole... y seguro que también me acuesto pronto.
    
    - Eso es lo mejor, dijo Tomás.
    
    - En la cocina tienes una tortilla de ajetes y unas croquetas para cenar.
    
    - Vale “abu”
    
    Entré en la habitación con él y le ayude a acostarse...
    
    D. Tomas y D. Carlos esperaban en la puerta, pendientes de nosotros.
    
    - ¡Bueno, “abu”!, ¡que descanses! Y, si algo, dame una voz; que ya sabes que tengo el oído muy fino ¿vale?
    
    - Vale
    
    Al salir de la habitación D, Tomás volvió a decirme que no debía de preocuparme, que el mareo le venía del oído y no tenía ninguna importancia. Pero, enseguida me echó mano al culo... y D. Carlos se quedó mirándonos.
    
    Este cabrón no se cortaba ni estando D. Carlos presente. Quería follarme allí mismo, estaba claro. No podía imaginar que D. Carlos se prestara a ello. ¡Con lo serio que era!...
    
    ...y me deje llevar... para ver que ocurría, entre otras cosas.
    
    D. Tomás, había empezado a chupetearme el cuello y me tenía cachondo perdido. Y D. Carlos empezó a manosearme y a meterme la mano bajo los pantalones del chándal para tocarme el rabo.
    
    Luego D. Tomás me arrinconó junto a la puerta del salón y rodeándome la cintura con los brazos, me metió las manos por detrás y las abandonó entre mis nalgas buscando mi próstata. Estos pantalones se lo ponían muy fácil... y terminó ...
«1234»