1. Mi suegro me hizo su esclava (III)


    Fecha: 20/06/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos

    ... de mí y humillándome; soy la esposa de su hijo, no soy su puta ni su esclava y si me vuelve a tocar, le juro que todo mundo lo sabrá!”.
    
    Vi cómo se le subieron los colores al rostro a mi suegro y cuando me di cuenta ya estaba yo en el suelo, tirada por la fuerte cachetada que él acababa de propinarme, no la vi venir, solo la sentí.
    
    β€œ¡YA CÁLLATE PUTA!”, se oyó retumbar por toda la casa el grito de Don José al mismo tiempo que me daba un tremendo puntapié en el estómago que me hizo doblar de dolor en el piso y grité: β€œ¡AAAUUUGGGHHH!”, sentí como perdía el aire mientras mi suegro me tomó de los cabellos y sin ningún miramiento me llevó arrastrando por toda la casa (que es muy grande) hacia las escaleras, me subió arrastrando, luego me jaló hacia su recámara; yo trataba de jalar aire y de quitarle las manos de mi cabello, pero no podía, me sentía muy adolorida de la cara y del vientre; su ataque me tomó por sorpresa y no pude hacer nada. Mi espalda y nalgas se golpeaban duramente con cada escalón, pero apenas y podía quejarme.
    
    Mientras me arrastraba, Don José iba hablando muy enojado: β€œ¡Pinche puta pendeja, eres como todas; no entienden que por las buenas pueden tener todo conmigo y que por las malas no ganan nada; primero bien que andan de ofrecidas y les gusta que uno se las coja, pero luego se hacen las muy dignas; como si de veras fueran santas; lo mismo pasó con Valeria y con las demás; yo creo que les gusta que uno las trate mal, como putas que son y así te voy ...
    ... a tratar, ya acabaste con mi paciencia!”
    
    Mi suegro bufando me arrastró hasta su habitación, ahí me soltó junto a su cama, en la mullida alfombra de su recámara; yo había recuperado un poco el aliento e intenté levantarme para salir corriendo de ahí, pero él ya estaba encima de mí; sentado en mi vientre con sus piernas abiertas, empezó a jalonearme la blusa; yo intentaba detenerle las manos, pataleaba y me movía tratando de tirarlo; empecé a gritarle: β€œ¡Ya basta viejo marrano, suélteme o lo rasguño en la cara, déjeme ya!”. Pero mientras yo más me defendía, el más se enojaba o excitaba, no lo sé, pero no paraba de jalarme la ropa que empezó a ceder. Intenté rasguñarlo, pero él me sostuvo ambas manos con una sola de las suyas.
    
    Como yo no dejaba de moverme y defenderme, le dificulté las cosas a mi suegro, que sudando y jadeando de repente me dijo: β€œ¡con que sigues de perra, maldita puta, ya me cansé, ahora vas a ver; no te muevas!”, entonces se levantó y fue hacia su clóset, mientras lo abría yo me levanté y eché a correr hacia la puerta de la recámara; estaba por cruzar el umbral cuando sentí el jalón del cabello que de nuevo me tiró al suelo y entonces pude ver que mi suegro ya tenía en sus manos un rollo de cinta de embalar color plata y unas tijeras; alcancé a gritar: β€œ¡No!” mientras él ya me había volteado boca abajo en el piso y me tomó de las muñecas; pensé: β€œ¡oh no, de nuevo me atará con cinta y me va a violar otra vez!” y así era; mi suegro me colocó los brazos ...