1. Dos policías venezola


    Fecha: 12/01/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    DOS POLICÍAS VENEZOLANOS
    
    Leo no se sentía bien en Caracas; la empresa le había exigido residir ese año en el extranjero “como un sacrificio por nuestro futuro en Hispanoamérica”… y sí que constituía un sacrifico.
    
    Eran demasiadas las incomodidades. Resultaban difíciles de conseguir hasta los artículos de consumo más comunes, todos hablaban de antaño como del paraíso (aunque había leído que también se daban entonces dramáticas desigualdades), se sentía en peligro en la mayor parte de la ciudad, y todos se mostraban empeñados en resultar hostiles y maleducados con quien tuviera acento foráneo. Había perdido la cuenta del tiempo que llevaba sin desahogarse sexualmente, porque nadie le apetecía; no había sentido aún esa especie de descarga eléctrica que ocurre cuando, al estar frente a frente, uno sabe que lo desea.
    
    Él no padecía el desabastecimiento, porque la empresa le proporcionaba cuanto necesitaba, trayéndolo de Colombia principalmente. Le habían descrito la inmensidad de la riqueza que había llegado al país en el pasado, en especial tras la crisis del petróleo de 1973, pero todo había sido dilapidado. La peligrosidad la prevenía su empresa contratando un acompañante cuando quería salir de noche, tuviera lo que tuviera que hacer, y por tan incómoda compañía eludía los lugares demasiado caracterizados que pudieran delatarlo. En cuanto a los complejos “nacionalistas” de la gente corriente, nada que no fuera una buena educación podía contrarrestarlos. La mayoría ...
    ... de las pieles eran cetrinas, lo que constituía una barrera. Permanecía en forzada e indeseada castidad completa, pero añoraba derretirse en un orgasmo.
    
    No acababa de decidir si alguien le gustaba. Los hombres solían ser jactanciosos y según los estudios de mercado, demasiado acomplejadamente machistas; incluyendo a los jóvenes. Por lo visto un poco de soslayo en los vestuarios del gimnasio, ninguno presentaba bajo la cintura señales de haber tomado sol en la playa, por lo que supuso que o bien nadaban desnudos, o su piel era naturalmente demasiado tostada para que se vieran esas señales. La mayoría de los que coincidían en la gran ducha colectiva al mismo tiempo que él, empujaban sus caderas hacia adelante como para resaltar sus voluminosos y muy oscuros penes. Sí que eran estos bastante rollizos por término medio, comparados con la generalidad de lo que había visto en otros países; le daba repugnancia imaginarlos erectos. Era imposible no fijarse, no sólo por los tamaños, notables casi siempre, sino porque ellos se mostraban jactanciosos aunque ninguno podía ser considerado insólito dada la dotación común. A Leo no le bastaba el tamaño o la sensualidad de ningún atributo, le atraía el conjunto y tendía a fijarse en las personalidades y actitudes más de lo necesario cuando se busca placer. Mas la frecuente exposición de penes en el gimnasio era un mercado de flores, con una competencia impresionante de capullos, exposición de la que era difícil sustraerse por el descaro ...
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