1. Primera vez con perrito


    Fecha: 10/01/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Tela45, Fuente: SexoSinTabues

    ... lamiendo. -Ese perro te quiere comer -le dije en broma y ella, riendo por las cosquillas, trataba de calmar a Coki. Su lengua dejaba marcas de saliva en los muslos de mi hermana menor. Ella llevaba unos cortos shorts cómodos y deportivos. Tras un rato, me di cuenta de que el perrito estaba lamiendo las piernas de Daniela porque está había dejado caer un poco de la mermelada del pan que se estaba comiendo, y tras un rato, era ella misma la que ponía algo de dulce sobre sus muslos para que el labrador la lamiera. Empecé a sentirme rara y recordé el relato. Las mejillas se me tiñeron de rojo. Traté de ignorar las risitas de Daniela mientras la humeda lengua le bañaba la parte interna de sus muslos. Al final mi hermana pareció cansarse y me dió al perro. Dijo que se iría a casa y que si me iba con ella, lo cual dije que no, pues necesitaba quedarme un rato más. Ella no pregunto y se marchó. Tarde unos quince minutos en decidirme. Le puse un poco de mermelada a los piernas, pero antes tuve que cerrar las cortinas y quitarme los pantalones para quedarme solo en bragas. Me senté en el piso y llamé a Coki, que acudió de inmediato. Le señale el dulce con los dedos y el lamió. No sé qué decir. Fue cómo. Cruzar cierto límite. Me gustó. Me reí. Subí un poco más y puse mermelada en mis rodillas. -Ven, perrito. Lamió. Otras risas. Más arriba ahora, a la mitad de mis muslos. -Vamos, Coki. Mi respiración ya era muy fuerte. Morbosa. ...
    ... Caliente. -A la mierda- solté y me quité la bragas. Traía yo el coño depilado por mera comodidad y me puse mermelada por toda esa zona de mi vagina. Abrí mucho las piernas. Llamé al perrito. Este se acercó con timidez y olió. Luego. Luego vino la puta gloria. La lengua larga empezó a lamer por toda la cara externa de mi vagina. Suspiré. Sentí cosquillas por todo el bajo vientre. Cuando terminó de lamer, coloque más mermelada y dejé que el cachorro me chupara todos los jugos que yo estaba soltando. Fue algo sumamente raro, pero bien. Me gustó y no dejaba de sonreír. Obviamente me sentía sucia y puerca, pero valía la pena solo por sentir ese hocico comiendo de mi. Tuve un orgasmo que potencié pellizcando mis pezones por debajo de la blusa. Así pues, terminé metiendo uno de mis dedos a mi apretado coño. Como ya se había ido, pero yo obtuve una gran corrida. Inmediatamente me vestí. Dejé a Coki abundante comida y agua. Luego, sonriendo, y sintiéndome extrañamente asquerosa conmigo misma, pero algo. Satisfecha, salí de la casa y volví a la mía. Al día siguiente, Ximena regresó y nos invitó a comer como pago por todo. Sin embargo, a pesar de que había roto un tabú muy. Censurado, no puedo decir que me atrae el zoo o que me dejaría follar por un can. Esas cosas no van conmigo. Tengo ciertos límites, pero mi experiencia con Coki fue algo muy íntimo que hasta el día de hoy me hace sentir rara, culpable, pero en cierta forma, bien. 
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