1. El sueno de Carol


    Fecha: 07/01/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que se fijó en la taberna. Cruzó la calle y se dirigió a la terraza. El corazón me latía más fuerte aún. Intentando no parecer nervioso, sin éxito, me levanté y nos dimos dos besos. Compartimos las próximas dos horas cada vez más relajados.
    
    Su nombre era Carol y era maestra. Su voz era más dulce de lo que esperaba y tenía una risa peculiar. A medida que pasaba la noche sus mejillas se iban poniendo más y más coloradas. Llevaba unos vaqueros ajustados y una bonita blusa blanca que de nuevo dejaba intuir un bonito y firme pecho. Llevaba el pelo ondulado sujeto con una coleta que se movía alegre cuando hablaba. Era una chica tremendamente expresiva que gesticulaba de una manera peculiar y tierna. Poco a poco nuestra conversación me hizo ver que esa dulzura que tenía por fachada era sólo eso, una fachada. En el fondo era una chica atrevida que, tal y como me contó tras un par de cervezas, había estado inmersa en una relación que no le proporcionaba lo que necesitaba. No me lo dijo abiertamente pero intuí que su ex no le daba lo que ella necesitaba. Terminé la cita con dos besos en la comisura de los labios más largos de lo normal y con ganas de más.
    
    Durante aquella semana repetimos nuestra cita en aquella terraza en un par de ocasiones tomando más y más confianza. Llegamos a intercambiar los teléfonos y tener alguna que otra conversación nocturna, en ocasiones, con un tono más que tórrido. Nos deseábamos aunque ninguno de los dos lo dijera.
    
    A la semana siguiente y ...
    ... tras un fin de semana sin vernos volvimos a coincidir en el gimnasio como cada día. Esta vez ofrecí a Carol entrenar juntos. Corrimos en cinta como era habitual y trabajamos en las mismas máquinas. Yo llevaba, como era usual, un pantalón corto y una camisa de tirantes con rayas azules. Ella llevaba su habitual coleta, unas mallas largas azules y la camiseta sin mangas que llevaba el primer día que la conocí. Mientras trabajaba pecho no pude evitar mirar a través de aquel pedazo de tela sus apretados pechos y las gotas de sudor que caían por su escote. Me quedé completamente embobado, deseando arrancárselo allí mismo. Cuando subí la mirada me encontré con sus ojos mirándome y una de sus cejas levantadas. Esbozaba una leve sonrisa y me dejó sitio en la máquina. Mientras trabajaba pecho igual que ella hizo anteriormente me miró de manera descarada la entrepierna con picardía mordiéndose el labio. Respondí con una sonrisa mientras intentaba que no se notara el esfuerzo que estaba haciendo por no empalmarme allí mismo. Me encantaba la forma en la que me miraba. Seguimos con este juego un par de máquinas más hasta que tuve una idea. Me excusé para ir al baño y rápidamente abrí mi taquilla. Me desnudé, guardé mi ropa interior en la bolsa de deporte y me volví a poner los pantalones cortos sin llevar nada debajo. Si quería jugar conmigo iba a jugar fuerte. Volví a la máquina en la que había dejado a Carol trabajando brazos y me coloqué para hacer el ejercicio. Ella volvió a repetir el ...
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