1. No logré que te vinieras


    Fecha: 04/01/2019, Categorías: Gays Autor: cifrada regalo, Fuente: CuentoRelatos

    Ni ella, ni yo. Nos conocíamos porque a razón de mi paciencia no era capaz de despreciarla, y ella a juicio de la conveniencia creía poder sacarme algún provecho. De hecho, así lo hizo varias veces, lo cual nunca me importó. Sin embargo, semejante forma de compromiso no puede prevalecer. A decir verdad el arrepentimiento podría definir mi perspectiva de las cosas, más no termina de ser de tal manera porque ni ella me insinuara nada jamás, ni yo realmente me lo creyera.
    
    Entonces, lo que tuvimos entre los dos fue una especie de ficción a conciencia donde ella hacía como que sólo me quería de amigo y yo hacía como que me hubiera enamorado de ella, pero ni tanto era que ella me despreciara, ni que yo pudiera quererla. No pretendo confundir a nadie con esta explicación, sino justificar cómo fue que terminamos en la cama (su cama) a fuerza de querer no quererlo.
    
    Me refiero a esa tarde de agosto cuando fuimos a su departamento para poder trabajar en un proyecto de la universidad. Necesitábamos para ello su computadora; mientras yo realizara los cálculos ella redactaría el cuerpo del reporte. Ese era el plan que nos habíamos trazado, pero no contábamos con que a ella le daría por tener ganas de que le dieran, y que a mí no se me ocurriría seguirle el juego.
    
    Ella empezó a hablar de cómo por las noches una amiga suya con quien compartía la vivienda hacía lo que hacía con su novio y lo mucho que la incomodaba llegar por las mañanas y mirar las botellas de cerveza ...
    ... desperdigadas sobre el suelo, los condones desparramados por toda la habitación, y las manchas de quién sabía qué fluidos sobre un nauseabundo colchón.
    
    Me sentí asqueado con tan explícita descripción. Quise vomitar imaginando el olor a cigarro y el vómito de los borrachos de aquella fiesta donde su amiga y el novio en cuestión, ya sin invitados, se daban con rienda suelta hasta quedarse tumbados en el piso. No daba crédito de estarme enterando del repugnante relato de una persona que para nada conocía y que terminé por conocer a través de sus sórdidas intimidades.
    
    Después de buscar un no sé qué por no sé dónde, mi amiga salió con la computadora en sus manos, la cual en el acto me entregó para ir comenzando nuestro trabajo mientras ella entraba a la cocina para preparar unos aperitivos. Yo no deseaba comer en absoluto, pues ya había almorzado antes, además de que el relato antes mencionado en nada me había abierto el apetito. No obstante, cuando mi amiga llegó comenzó a darme bocados de emparedado en la boca y no pude resistirme a tal encanto, dejando consentirme. Luego, como si nada, pusimos manos a la obra, concentrándonos en el proyecto escolar hasta que de tanto estar trabajando y compartiendo información decidimos relajarnos brevemente.
    
    Fue así que nos dirigimos al sillón, comenzamos a chismear de nuestros compañeros, después nos contábamos anécdotas y finalmente jugueteábamos con nuestras manos a la vez que reflexionábamos cómo era la mejor forma de una vida en pareja. Con ...
«1234...»