1. Cartas a Damián 2


    Fecha: 09/08/2017, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues

    ... de Martín, el primero fuera del barrio que me cogí. Era un compañero de la Facultad, más alto que yo, como de 1. 80, tirando a flaco pero no demasiado, ojos claros, piel blanquísima, como vos. Martín tenía un cuerpo raro. Viste que los hombres somos estrechos de cadera y por eso siempre tenemos el culo más chico que las mujeres? Martín no, Martín tiene caderas anchas, no como mina pero se notan, te imaginás que eso le hace un culo grande y diferente al culo de un tipo. Además, cosa rara en un flaco, Martín tiene tetitas, sí, ya sé, yo también y vos te encargás de mamármelas hasta dejármelas rojas, pero yo siempre fui gordito (y puto) y Martín es delgado, es raro. Cuando lo conocí, y disimuladamente lo miré de arriba a abajo, me hice a la idea que debía o debió tener algún desfasaje hormonal leve que le dieron ese toque ligeramente femenino a su cuerpo de hombre. Sus modales no eran de marica, pero a veces se le notaba algo, se le caía una sota de la mano y se le sentía un levísimo aroma a puto, yo pensaba que por ahí eran boludeces mías que busco putos en todos lados, pero algo había. Extrovertido, charlatán, muy ordenado, muy organizado, vestía siempre formal ya que de la oficina venía a la Universidad: camisa clara lisa con corbata floja, saco oscuro en el hombro y pantalones amplios de vestir. No se le notaba el culo, pero yo igual trataba de adivinárselo en cada pliegue y en cada movimiento de sus nalgas. Por lo que sucedió después creo que en algún momento se dio cuenta ...
    ... que mis miradas eran especiales. La novia, por fotos al menos, era una rubia de cabellera enrulada que estaba bien por donde la vieras. Era febrero y se venían los finales. Un compa casado nos invitó a estudiar un sábado en su casa. Como la familia estaba en la costa teníamos la casa sola para nosotros. Una hermosa casa en Ezeiza, con parque y pileta. Allí fuimos Martín y yo. Nos pasamos la mañana al borde de la pileta, en las reposeras, entre libracos y apuntes, discutiendo sobre leyes de física y abstrusos teoremas. Los tres muy normalitos: shorts y unas camisetas que volaron apenas el sol comenzó a joder. El dueño de casa a eso de las 11 prendió el fuego y se fue a la carnicería a buscar las entrañitas que había encargado. Con Martín seguimos conversando de los temas del parcial. Se quedó callado un rato, me miró con una seriedad extraña, luego me dijo: -Che, ya estoy medio cansado y no doy más del calor, me voy a pegar un chapuzón. Dejó los libros sobre la reposera, se paró de espaldas a mi y con toda parsimonia se quitó el short. El slip se le había metido un poco en la raja, así que en esa primer vista de su orto me pareció que tenía puesta una tanga, no pude evitar que mi pija diera un cabezaso. Después tranquilamente se quitó el short y me mostró su culazo en toda su belleza, ancho como sus caderas, generoso en carnes, una omega insinuante, de un blanco nacarado, sin un solo pelito, mmmm, No era el culo de un macho ni de una mina, de sólo recordarlo me excito. Martín ...
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