1. El auditor cogedor


    Fecha: 20/12/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: MariaYute, Fuente: CuentoRelatos

    ... corpiño. Sin decir “agua vá” lo tuve prendido a mis pezones.
    
    No demoró en encarar mi bombacha. La perdí en un santiamén y, sin siquiera poder pispear que calibre calzaba, sentí su glande abrirse camino. Me llenó la concha, efectivamente, y comenzó con un entra y sale, tranquilo, quieto, manso pero altamente grato a los sentidos. Unos pocos minutos de ese bombeo, blando y dulce fueron suficientes para que explotara, mi terrible primer orgasmo.
    
    Él, segundos después, soltó una especie de gruñido al aire y su semen en mi parte más íntima.
    
    Dije primer orgasmo porque, la segunda parte, fue de noche en su hotel, aprovechando que mi esposo Martín, regresaba, recién, al otro día.
    
    Le llevé mis dos nenes a mi hermana Lorena –pretexté un evento empresario que duraría hasta la media noche– y, discretamente vestida y producida, llegué alrededor de las 20:00 hs. al hotel Caesar Park. Cena frugal de por medio, antes de las 21:00 hs, subimos a su habitación.
    
    Nos sentamos, lado a lado al borde de la cama. Nos besamos y manoseamos un poco.
    
    Puse manos a la obra, esto es, comencé por despojarlo de su camisa y darle mordiscos en las tetillas. A la tarde yo había actuado pasiva, ahora estaba decidida a un rol activo.
    
    Con su colaboración, en escasos segundos, me deshice de mi vestuario y del suyo. Su verga, enhiesta y rígida, me pareció admirable, sin calificar para extraordinaria.
    
    Lo acosté, boca arriba, y comencé a besarle, ...
    ... sucesivamente, boca, cuello, tetillas, vientre plano y glande. Pasé a los testículos, se los besé, abrí la boca y se los chupé y absorbí un rato. Él soltó una sucesión de gemidos y suspiros que subieron de tono cuando comencé a mamarle el miembro.
    
    De pronto se sublevó ya no toleró que yo faltase a la debida sumisión. Me tumbó, separó mis piernas, con su pecho aplastó mis tetas y me entró hasta que su pelvis chocó con la mía.
    
    Me llenó completamente y, desde mi cosita rellena, un placer imposible de reducir a palabras se adueñó de todo mi cuerpo y espíritu.
    
    Me cogió con vivacidad e ingenio, para acariciarme, besarme y halagarme con susurros en el oído.
    
    Siguió con el entra y sale, provocándome múltiples orgasmos, hasta su turno de gritar y regalarme un intenso spray de semen que inundó mi concha.
    
    El resto del tiempo, hasta las 24:00 hs, con los debidos intervalos y “reanimaciones” me dio sexo oral y dos nuevas cogidas, la última con epílogo anal.
    
    Perdí la cuenta del total de orgasmos, que me propinó, ese día.
    
    Al recibir el mensaje en mi móvil y rememorar los juegos eróticos y las cuatro fabulosas cogidas de aquella tarde noche, me negué a dar por perdida la oportunidad de repetir, siquiera en parte, la experiencia, por el hecho, menor, de tener mi marido de cuerpo presente en casa y, en ese entonces, trabajar en una empresa distinta a la del auditor, cogedor.
    
    “Obvio que sí. Veremos cómo arreglarlo” respondí. 
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