1. La Lasciva Vida de una Maestra


    Fecha: 16/12/2018, Categorías: Tabú Primera Vez Hardcore, Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... ni tampoco pequeños. Mi marido siempre ha dicho que son del tamaño perfecto.Creo que eso me ha permitido conservarlos con relativa firmeza a pesar de mi edad y de haber dado el pecho a dos niños. Pues allí estaban, con un blanco nuclear, con mis aureolas color café de seis o siete centímetros de diámetro con unos pezones enormes, son como la falange de mi dedo meñique… un buen pezón del que mamaron mis dos hijos. Recuerdo que de jovencita mis pezones me habían acomplejado mucho porque siempre se marcaban. Pero ahora, ahora me imaginaba a Manu detrás de los arbustos, observándome y deseándome. Y mis pezones parecían estallar. Estuve unos minutos en la tumbona, después me di un baño y volví a tumbarme. No sé cómo pero me dormí, fue algo rarísimo. No tengo claro cuánto tiempo pasé dormida, pero como mínimo fue una media hora. De repente me desperté al oír la puerta de casa cerrándose. Mi hijo y sus amigos se iban.Quedándome dormida a esa hora de la tarde podía haberme dado una buena insolación. Volví a ponerme la parte de arriba del bikini, recogí la tumbona y la llevé al pequeño cobertizo que tenemos en el jardín. Además de ser el sitio donde mi marido guarda todas las herramientas del jardín, disponemos de un baño y una ducha. Resulta muy útil para evitar tener que subir al chalet cuando estás en la piscina. Después de tomar el sol siempre me daba una ducha y subía a casa ya vestida. Así iba a hacerlo cuando, de repente, por la ventana del cobertizo vi un cabeza asomándose y ...
    ... espiándome. Me dio un susto de muerte y grité. Quien fuese que me estuviese espiando se asustó todavía más al ver mi reacción y lo siguiente que escuché fue un gran estruendo. Se había pegado una buena hostia, seguro. Salí corriendo y di la vuelta al cobertizo y allí en el suelo encontré a Jorge, el amigo gordito y tímido de mi hijo que hasta hace 7 años era alumno mío en primaria. Se había subido a un cubo y al asustarse se había caído. Estaba tirado en el suelo con un corte enorme en la pierna.– “Pero por Dios, ¿te has hecho daño?”–“No, no, yo… yo es que… no, no, estoy bien”, dijo intentando levantarse. Le dolía tanto que no pudo.– “Déjame ayudarte”, y le di una mano y con la otra le agarré el brazo y le ayudé a levantarse. Casi no podía ni andar. “Ven, entra un segundo en el cobertizo que hay un botiquín y te curaré la herida”.–“No, no hace falta, estoy bien”, dijo cuándo al apoyar la pierna herida casi vuelve a caer.–“Vamos, entra, ven”.Le acompañé dentro y se sentó como pudo en la tumbona. Fui a buscar el botiquín, me arrodillé a su lado y empecé a limpiarle la herida.–“A ver Jorge, ¿me dirás que estabas haciendo o tengo que enfadarme?”–“Yo nada señora, de verdad”.–“¡Como me llames señora te voy a cortar la otra pierna!”–“Ay sí, lo siento, señora… digo, ufff, mmmm, perdona”. Respondió tembloroso, nervioso y sudando.–“¿Pero no os habíais ido?”–“Bueno, sí, pero yo…”-“¿Tú qué?”–“Yo… es que… buf… es que bueno… estaba espiándola, lo siento mucho, de verdad, no quería, yo, lo ...
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