1. Un amigo me entregó en bandeja a su esposa (II)


    Fecha: 08/08/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Ulpidio, Fuente: CuentoRelatos

    Lucía tenía una sonrisa contagiosa. Cuando soltaba una carcajada, se le formaba un hoyo en su pera y sus pómulos se pronunciaban rozagantes. Estaba contenta y eso me dio mucha confianza. Era la amante perfecta en la situación perfecta. No hizo falta mucho preámbulo porque ella de entrada me había tratado de cachondear. Y en la misma noche de su llegada me invitó a su suite y cogimos frenéticamente. Era viernes y la ciudad estaba bellísima, los calores de octubre obligaban a todas estas bellas del caribe llevar ropas livianas. Realmente disfrutaba viendo esos escotes que dejaban buen excelentes redondeces que realmente me ponían cachondo. También me volvían loco las minifaldas y Lucía decidió ponerse una esa noche, cuando salimos por la ciudad vieja a comer. Su aroma era cautivante, y se había pintado los ojos con delineador, lo que hacía que sus ojos verdes alumbraran todo su rostro. Fuimos a un restaurant francés. Ella pidió aguardiente y antes de que el mozo apoyara la bandeja, se la bebió de un trago. "Estoy ardiente", me dijo.
    
    --¿Qué te gustaría?
    
    --Una fiesta. Me gustaría ser penetrada por dos o tres hombres a la vez.
    
    --Eso puedo arreglártelo.
    
    --No seas ingenuo. La única que puede arreglar eso, soy yo.
    
    Con sus pies comenzó a acariciarme en la entrepierna. Me pidió que me sacara los zapatos y cuando llegué a su entrepierna noté que hoy tampoco llevaba ropa interior. Estuvimos jugueteando un buen rato hasta que me dijo que nos fuéramos. Al llegar al hotel me ...
    ... tendió sobre la cama y empezó a chupármela como una experta. De pronto saco una cadena de su cartera, que tenía un precinto de seguridad y me ató a uno de los barrotes de la cama. "Ahora vas a ver lo que es diversión".
    
    En ese mismo momento llamó al conserje para pedirle unos hielos y cuando el muchacho golpeó tímidamente la puerta, ello lo tomó de un brazo y sin dejarlo reaccionar, se puso en cuclillas, le bajó el cierre y se puso todo su pene en la boca. Yo estaba atado disfrutando del espectáculo que me brindaba lucía, ahora de pie, apretando sus caderas contra la polla del muchacho que ahora ya había reaccionado y se animó a tomar iniciativas. Con sus dos manos le sobaba los pechos y de un sólo movimiento con su pelvis, logró colocar la cabeza de su polla en la entrada de su cueva húmeda. Ella lo frenó, parecía que lo iba a dejar ahí, pero le dijo: "Cariño, quiero que me la des por el culo, que me rompas". Dicho por una morena de ojos grises, 1.75 de estatura y un culo que era un poema.
    
    El muchacho se excito tanto con la idea que apenas apoyo la cabeza en la entrada de su agujerito, se corrió en las piernas de Lucía. "Qué pena, tú te lo pierdes", le susurró al oído, le dio una propina y le abrió la puerta para que saliera.
    
    --A ver si tu puedes cumplir mi deseo—me advirtió mientas me liberaba de las ataduras y con la otra mano acariciaba mi pene.
    
    -- No e gustó el espectáculo. Ahora vos vas a ser el protagonista.
    
    Me mamó la polla hasta ponerla durísima. Bien ...
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