1. La evolucion de Ana (2)


    Fecha: 25/11/2018, Categorías: Hetero Autor: vladi, Fuente: CuentoRelatos

    Después de haber disfrutado y de estar hablar de cosas intrascendentes Jacinto me espetó:
    
    “Ana me encantaría llevarte a la cama”
    
    ”¿Qué quieres decir con eso? Le pregunté.
    
    “Pues ir a un sitio en el que estuviésemos solos con toda la intimidad”
    
    “¿Te refieres a un hotel o un picadero?”
    
    ”Preferiría a una casita muy pequeña que tengo en medio del campo donde tengo mis útiles de labranza, el tractor y una especie de apartamento: Podíamos pasar un día o más, juntos y solos”
    
    “¿Y pasarnos todo el tiempo dale que te pego?” le pregunté riéndome.
    
    “La verdad es que sí, me encantaría” me contestó.
    
    “Bueno Jacinto déjame pensarlo y ya hablaremos la próxima vez”.
    
    Un par de jueves después como era lo acostumbrado, nos vimos en el pinar. Tras darnos un par de besos le paré los pies porque ya iba lanzado.
    
    “Jacinto, la última vez me hiciste una proposición y querría concretar”
    
    “¿Te refieres a lo de irnos a la cama?” me contestó
    
    “Si a eso, pero antes, si no te importa, me gustaría conocer el sitio”
    
    “No está lejos a 10 o 15 minutos, ¿vamos en mi coche?”
    
    “No, vamos con los dos, no me fío de dejar el coche aparcado en un lugar tan solitario, conduce, que yo te sigo”
    
    Así lo hicimos, después de conducir algo más de cinco minutos, nos metimos por un camino de tierra y a la bajada de una loma y cerca del río allí había en total soledad una especie de gran cobertizo con bastante paja y un tractor con una pequeña cabaña con herramientas y una casita muy ...
    ... pequeña que Jacinto había propuesto como nido de amor. Entramos en la casa y la verdad es que estaba muy bien con un baño completo, una pequeña cocina y un amplísimo sofá-cama, nevera, televisor y un par de armarios amplios. El sitio me gustaba mucho, realmente era un picadero casi perfecto; alejado de la civilización, cerca del río.
    
    Abrí los armarios y en uno había varias sábanas y toallas y otra ropa de cama. En el otro estaba la ropa de trabajo de Jacinto y en uno de los cajones descubrí varios tangas, medias una minifalda escocesa, braguitas de encaje, un par de picardías y otras ropas de mujer. Me quedé sorprendido porque me imaginé lo peor:
    
    “¿Así que aquí vienes con una tía, truhan?”
    
    “No, la ropa es mía, la verdad es que me gusta vestirme de mujer, como haces tú, cosa que me excita mucho. Cuando estoy muy caliente y no tengo pareja, vengo aquí, me visto de mujer y me masturbo mirándome a los espejos”
    
    Entonces me di cuenta que había varios espejos grandes por la habitación y uno en el techo sobre el sofá-cama.
    
    “Podíamos aprovechar ahora vestirme de golfa y lo hiciéramos como dos lesbianas”
    
    “No Jacinto, ya veo que estás muy caliente así que te la voy a menear y lo de darnos un buen revolcón lo dejamos para otro día con más tiempo”
    
    Pero se me ocurrió y le sorprendí diciendo:
    
    “¿Por qué no quedamos para mañana que es viernes y yo solo trabajo hasta el mediodía?” Le pareció bien, acordamos que yo estaría hasta el sábado después de comer porque tenía ...
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