1. Cuando se cogieron a mi mujer (Segunda parte)


    Fecha: 20/06/2017, Categorías: Anal Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    ... sucedido con el viejo, nos encontrábamos con más problemas de lo imaginado, así que una mañana, tomamos papel y lápiz y empezamos a escribir sobre que querríamos para nuestro futuro, para nuestros encuentros, mezclamos deseos, sensaciones, situaciones que a ambos nos excitaran, y sin quererlo, en unos días teníamos armado una especie de contrato con varios puntos a cumplir, que a ella le gustaba la pija no era novedad, y que mí me gustaba ver como otros se la cogían, tampoco.
    
    Algunos puntos que dejamos plasmados y que empezaríamos a cumplir en ese momento
    
    El lugar para estos encuentros sería un viejo departamento que nosotros teníamos desocupado y no le dábamos utilidad, teníamos que preservar nuestra imagen en el barrio, con amistades con la familia, no era cuestión que el nombre de Elizabeth estuviera de boca en boca como una puta cualquiera, tampoco que el mío lo estuviera como el cornudo feliz.
    
    Los amates serían pagos, necesitábamos profesionales a los que estas cosas le resultaran normales, nada de improvisados, no queríamos más fiascos, ni fracasos
    
    Los tipos elegidos, al menos deberían tener veinte centímetros de carne para dar, por lejos mucho más de los once que yo podía ofrecer con mi pene
    
    Todos podrían tener sexo anal con ella, todos menos yo, voluntariamente acepté solo mirar su culito abierto y ya no usarlo, desearlo y no poseerlo, excitarme viendo como otros se lo hacían, sabiendo que yo nunca podría hacérselo, siendo ella mi propia ...
    ... esposa.
    
    Usar preservativos, nada de locuras, nada de mezclar sus flujos vaginales con el semen de extraños, hay muchas enfermedades dando vueltas, y no queríamos complicaciones.
    
    Yo la ‘limpiaría’ después de cada acto, algo que nos excitaba a ambos, notábamos en ese loco juego una perversa excitación.
    
    En resumen, ese fue nuestro pacto secreto y así empezamos una maratónica sesión de amantes, algunos mejores, otros no tanto, pero pasó el tiempo en juegos, se la cogieron, se la culearon, se cansó de chupar pijas y yo de beber semen al final del juego, uno tras otro, hasta que sin darnos cuenta llegamos al número cien, llegamos a las tres cifras, y será parte del fin de mi relato, el encuentro con Jeremías, por mucho, el mejor de los amantes…
    
    Jeremías era mucho más joven que nosotros, se ganaba la vida vendiendo su cuerpo y con creces aventajaba a cualquiera, limpio, discreto, brillante en lo suyo, el mejor amante según palabras salidas de los labios de mi mujer, nadie la cogía como el, sabía jugar con las palabras, tanto para ella como para mí, y que decir de su verga, enorme, no solo larga, cabezona y gruesa y por si fuera poco acababa como un caballo.
    
    Jeremías era el que más veces se la había cogido, como que ya era parte de nuestros encuentros y él estaba al tanto de todo nuestro loco mundo.
    
    Esa tarde, fuimos al departamento a jugar con él, Elizabeth estaba expectante, ansiosa, adoraba como él se la cogía, ella se había depilado cuidadosamente para él, se había puesto un ...
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