1. Fran y Rolo


    Fecha: 12/11/2018, Categorías: Confesiones Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Fran es un chico de 26 años con su carrera universitaria de Derecho concluida con bastante éxito. Está haciendo los cursos de doctorado y con su profesor preferido le han permitido iniciar la tesis doctoral. Es hijo de abogados, padre y madre. El Dr. Cosme, su padre, es un hombre muy sujeto a todo lo tradicional y Elvira, su madre, no tiene más tiempo que contemplar a su único hijo. Bastante disgusto tuvo ella cuando, tras una acalorada discusión de hijo con el padre, no sabía situarse a favor de uno o del otro. Su hijo le dijo:
    
    — Tú, mamá, con tu esposo, tenga o no la razón.
    
    Esto le gustó a su padre y le dijo a Fran:
    
    — Busca el piso que te guste, yo te lo compro y te independizas en tu vida, pero los domingos has de venir a ver a tu madre.
    
    — Y a mi padre, papá, y no solo los domingos, otros días también.
    
    La mujer los abrazó a los dos, esposo e hijo, y se dio cuenta que en definitiva a eso tenían que llegar en favor de la paz familiar.
    
    Fran se puso a vivir a dos manzanas de la casa de sus padres, de modo que la mamá encargaba sus compras, inspeccionaba su cocina y habilitaba el frigorífico, y la empleada de sus padres pasaba un día a la semana a poner orden en la vivienda de Fran. Padre e hijo dejaron sus discusiones y cada vez se entendían mejor, aunque algo había en Fran que a su padre le costaba de digerir.
    
    *****
    
    Fran llamó a su mejor amigo Rolo (en realidad es Rolando, para Fran es solo Rolo) para salir a cenar, a la discoteca para bailar un ...
    ... rato y luego si quería quedarse en la ciudad como otras veces, se quedaría con Fran en su casa. Esto gustó a Rolo que, sin pensarlo ni una sola vez, aceptó y quedaron para las 7 de la tarde en la cafetería de costumbre.
    
    Como eran las 3 y algo de la tarde, faltaban como dos horas y media para la cita. Fran decidió ir preparado y se puso a arreglarse. Se metió a su baño y lo primero que hizo fue sentarse sobre el inodoro, acabando rápido y satisfactoriamente. Luego pasó a la ducha, allí se limpió el culo, de momento por el exterior, y una vez el cuerpo remojado se dispuso a depilar todo su cuerpo como era su costumbre cada semana, piernas, pecho, axilas, ingle y todo, todo, no le gustaba tener pelo. Solo admitía pelo en la cabeza, aunque por su gusto se lo afeitaría también.
    
    Acabada esta tarea, abrió la puerta corrediza de la ducha y se miró en el gran espejo que había al frente, pensando que tenía que mandar poner uno dentro de la ducha. Se miró, se remiró, se pasaba las manos por todo su cuerpo para notar algún pelo rebelde. No encontró. Volvió a pasar sus manos por sus nalgas y sus ingles y se dio cuenta que ya tenía una erección como para descargar su lefa. Lo dejó, no pensó más en ello. Abrió la regadera y se limpió su cuerpo de toda la pasta depilatoria.
    
    Cerró la regadera y se sentó sobre la plataforma y analizo su polla, sus bolas, se pasaba el dedo por el perineo. Sentía placer, suavizaba su paso de dedo sin apretar y le entraban unas ganas de hacer de todo. Se ...
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