1. Un viernes cualquiera en el cine


    Fecha: 12/11/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La historia que voy a relatarles aunque parezca inverosímil, es cierta; y es una demostración más de que eventualmente en la vida suceden hechos que van tan lejos como en la ficción o más. Estos hechos muchas veces son fatales o como el presente, aunque ha derrumbado todos mis esquemas, ha sido una experiencia maravillosa de impredecibles consecuencias.
    
    Tengo 62 años, divorciado, vivo solo y hacen 2 años aproximadamente que terminó mi última relación estable, frecuento eventualmente algunas amistades y hasta el viernes de la semana pasada no había tenido fantasías o encuentros homosexuales.
    
    El día viernes decidí ir al cine a ver una película de de acción, así que a la diez de la noche me dirigí al
    
    Multicine. Al llegar fui a la boletería a comprar la entrada correspondiente, tratándose de la última función había solamente dos parejas en las distintas ventanillas, por lo que me dirigí a la cuarta que estaba vacía en ese momento. En ese momento me di cuenta que al lado estaba parado un muchacho de unos 24 años, alto, delgado, de tez trigueña, y lo que llamaba profundamente la atención es que estaba completamente vestido de negro. Una casaca ligeramente entallada bastante larga, que resaltaba su agradable cuerpo, una camisa de algo parecido a seda negra y pantalones y zapatos negros. Muy bien peinado y con un pequeñísimo ara en su oreja. Era imposible, al menos para mí, observarlo y sin sentir ningún tipo de deseo, admirarlo; no me cabía la menor duda que era el primer ...
    ... metrosexual que veía.
    
    Cuando estaba en plena observación levantó la vista y me sorprendió mirándolo en esta forma un poco descarada, me dirigió una sonrisa burlona. Sentí que mi cara hervía y estoy seguro que me había sonrojado como seguramente no me había sucedido desde los 15 años, no puedo explicar la vergüenza que sentí y lo peor fue la sensación de quedar mal con alguien que en ese momento me percaté que me agradaba mucho, dar cuenta de esto hizo que me turbara aún más.
    
    Ya no levanté la vista y proseguí a la boletería a comprar la entrada. Pagué con un billete de alta denominación, para poder recuperar la compostura mientras me daban el cambio, pues para ir a la sala tenía que pasar al lado del muchacho. Efectivamente al pasar el me buscó la cara y me sonrió con simpatía y me hizo un guiño; este hecho me hizo sentir contento y me hizo devolverle la sonrisa e inexplicablemente el guiño.
    
    Ya, sin prestar mayor atención al incidente, ingresé a la sala correspondiente; encontré que la luz estaba todavía encendida y pude percatarme de que no habían más de catorce personas en ella, todas ellas sentadas mas o menos hacia el centro de la sala. (Como en muchos de los Multicines modernos las localidades quedaban en un plano casi vertical y la pantalla demasiado grande para mi gusto me daba la impresión de quedar demasiado cerca de las butacas.) Como siempre que tenía la opción de escoger, me senté en la penúltima fila, lo que me colocaba lo más lejos posible del ecran y en ...
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