1. Las fiestas del pueblo


    Fecha: 11/11/2018, Categorías: Hetero Autor: maeve, Fuente: RelatosEróticos

    ... mi cuello –Y hueles tan increíblemente bien, tan dulce, tan sexy que me estás volviendo loco.
    
    Yo giré levemente la cabeza, su boca estaba muy cerca de la mía, tanto que sin apenas esfuerzo atrapé sus labios con los míos y comenzamos a besarnos. Él sabía a cerveza.
    
    Pronto nuestras lenguas se encontraron, Juan Carlos me mordisqueaba los labios al tiempo que mis pezones se endurecían más y mi tanga comenzaba a empaparse. Una de sus manos se dirigió a mi culo y me apretó contra su erección. Yo quería más, quería follármelo en condiciones por lo que dejé de besarle y le dije -¿Y si vamos a otro lado?
    
    Juan Carlos estuvo de acuerdo. Me indicó que él y sus amigos estaban alojados en una casa rural no muy lejos y que allí tendríamos intimidad durante un par de horas.
    
    Yo estuve de acuerdo y nos fuimos juntos agarrados de la mano. Al salir de la Plaza nos encaminamos por una pequeña calle que se encontraba desierta. Podía sentir su mirada abrasadora recorrer mi cuerpo y eso no hacía más que calentarme. No habíamos recorrido mi diez metros cuando me dijo –Me muero de ganas de comerme esos deliciosos pezones que tanto se te marcan con ese vestido.
    
    Yo reí y recordando la conversación con Miguel le dije -¿Sabes? Alguien me ha dicho que este vestido era un poco transparente.
    
    Él se paró y me observó con detenimiento –Date una vuelta para mí.
    
    Yo hice lo que me pidió contoneando las caderas. Con disimulo aproveché para mirarle el paquete y me relamí, su vaquero tenía un ...
    ... considerable bulto –Te hace un culo increíble- Se aproximó a mí de nuevo y me devoró la boca, metiéndome me la lengua y estrujándome el culo con ambas manos.
    
    Comencé a gemir y entonces se separó de mí, me agarró la mano y echamos a andar de nuevo.
    
    …
    
    Era la típica casa de piedra de dos plantas, la cocina, el salón comedor y un aseo en la baja y el resto de los baños y los dormitorios arriba.
    
    -¿Te apetece beber algo?- me preguntó Juan Carlos.
    
    Yo negué con la cabeza y él me indicó el viejo sillón de tres plazas. No habíamos terminado de sentarnos cuando ya nos estábamos comiendo la boca de nuevo, solo que en esta ocasión no había nada que nos detuviese.
    
    Pronto sus manos se posaron sobre mis piernas. El vestido era bastante corto, así que al sentarme se me subió mucho más dejando casi al aire mi trasero, por lo que cuando Juan Carlos quiso tocarme el culo no encontró ningún impedimento.
    
    Su boca dejó la mía para atacar mi cuello –No sé qué perfumes usas pero es olerlo y solo puedo pensar en follarte. Desde que me he acercado a ti esta noche para pedirte las servilletas no he podido dejar de pensar en otra cosa- me dijo y yo gemí en apreciación a sus palabras.
    
    Y eso era justo lo que quería, lo que necesitaba, que me follase.
    
    Ante la sorpresa de mi morenazo me senté a horcajadas sobre él al tiempo que me subía el vestido sobre las caderas y me abalanzaba a besarle de nuevo, pero antes de llegar a mi objetivo él me dijo -Es hora de que esto vaya fuera- Cogió ...
«1...345...»