1. Con uno de mis amigos de la adolescencia (Primera parte)


    Fecha: 02/11/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: buitrepanda, Fuente: CuentoRelatos

    ... dije”, y largó un suspiro, sin quitar sus ojos de los míos. En ellos vi, que realmente, él estaba preocupado por lo que yo pensara o fuera a hacer.
    
    Luego de unos segundos para asimilar su confesión, pues nunca lo había pensado, me alegré que él fuera como yo. Éramos unos hombres que nos gustaban otros hombres, y le dije:
    
    - “¡Ay Eduardo!, no te sientas mal por haberme confesado tus sentimientos y tu sexualidad.”, - y mientras le iba hablando, apoyé mi mano izquierda sobre su muslo izquierdo, - “y ya que fuiste sincero conmigo, yo también voy a ser sincero contigo. Resulta que cuando me mirabas de esa manera, me ponías muy pero muy nervioso, porque en esos tiempos, mi Primo, (desde el comienzo de mi adolescencia, es decir, más o menos a los 12 años), me estaba seduciendo muy pero muy de a poco, hasta que llegado un momento, me entregué totalmente a él. Y como vos decís, eran tiempos difíciles para los homosexuales, por lo que cuando vos me clavabas tu ojos en mí, me derretías, me ponías muy nervioso, pensando que sospechabas mi inclinación sexual, y por eso “huía” de tus hermosos ojos, para que nadie se diera cuenta”, - y mientras le iba contando todo esto, él dejó el pocillo de café sobre la mesita, aproveché para acercarme más a él, y le fui acariciando su fuerte muslo izquierdo suavemente desde la rodilla hasta la ingle, y de a poco fui avanzando hacia la parte interna del muslo para luego ir subiendo hasta cerca de sus genitales.
    
    Al escuchar lo que le estaba ...
    ... contando, me dijo,
    
    - “Aaayyy Carlitos… no te hacés una idea de lo feliz que me hacés. Siempre, siempre soñé contigo, prácticamente todas las noches”, - y puso su mano derecha sobre mi cadera izquierda, para quedar más cerca de mí, y de a poco fue acercando su cara a la mía hasta quedar a unos centímetros, los suficientes para que nuestras lenguas primero se tocaran y luego entraran en nuestras bocas, para danzar como enloquecidas dentro de ellas.
    
    - “¡¡¡Carl… mmm… litos… qué feliz… que me siento!!!”, mientras acariciaba por sobre mis ropas, muslos, pene, testículos, parte de mi ano, pecho, cara, pelo, en fin, prácticamente todo mi cuerpo.
    
    - “Edu… Vos también qué feliz me hacés… ¡Quién iba a pensar que nos íbamos a encontrar después de tantos años, soñando el uno con el otro!”, y lo besaba, le chupaba su lengua, pasaba mi lengua por su oreja izquierda, mis manos iban sobre sus ropas, desde las rodillas, muslos, su hermoso y ya notorio bulto, parte de su ano, su cara, su pelo.
    
    Parecíamos dos[email protected] en celo. Estábamos ciegos, sordos, pero nuestros sentidos táctiles estaban centuplicados. Mis dedos “veían” su cara, sus piernas, su duro bulto, parte de su ano. Fue tanto y tanto el éxtasis que estábamos sintiendo, que yo estuve a punto de eyacular y lo mismo le estaba ocurriendo a é.
    
    Dejamos de besarnos, nos miramos, nos dijimos “te quiero”, “yo también” varias veces, nos abrazamos y nos quedamos mirando, jadeando aún, cómo estaba anocheciendo. Prendió una de las ...