1. Masturbacion con los pies


    Fecha: 30/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamo Luis. Actualmente vivo con mi pareja. Llevo una vida sexual buena, aunque eso no fue suficiente para que me pasara lo que relato a continuación.
    
    Soy un fetichista de los pies y zapatos de tacón, mejor aun si son sandalias de verano. Pero no cuento con mi pareja para dar rienda suelta a esta fantasía, supongo que porque no hay feeling en este tema.
    
    Trabajo en una empresa de servicios donde me relaciono con mis clientes, digamos que de una forma bastante personal interesándome por sus problemas o vidas personales. Lo mismo si son chicas o chicos. Es verdad que alargo las conversaciones con las chicas porque me da más vidilla. Hay algunas chicas bastante atractivas y muy interesantes. Una de ellas se llama Olga. Visito su empresa con frecuencia y desde hace años, motivo por el que me consideran uno más entre ellos.
    
    Cuando llega la primavera y los primeros calores, las chicas empiezan a cambiar su ropa, por una más ligera, con falditas y sandalias veraniegas. Olga tiene unas piernas preciosas y suele ponerse una faldita corta. Su piel es morena y me excita mucho imaginarme como seria de suave su piel o el aroma que desprendería. Sus pies son pequeños y bien formados. Las zapatillas de tacón les quedan de lujo y me excita bastante ver el conjunto que queda a mi vista.
    
    El verano pasado fue el aniversario de esa empresa y organizaron una cena bastante formal en un salón de un hotel. Como llevo atendiéndolos desde hace tanto tiempo, me invitaron. Yo acepté ...
    ... encantado.
    
    Esa noche me despedí de mi pareja para ir a la cena y le dije que volvería un poco tarde, supongo. Cuando llegue al hotel empecé a saludar a los empleados y, como no, buscaba a Olga por encima de los demás. Habría unas 60 personas. Ella estaba en un sofá de la entrada del hotel con algunos más. Um, por favor, como venía. Inmediatamente se me fue la vista a sus piernas y sus pies. Llevaba un vestido veraniego que al sentarse se subía hasta los muslos. En sus pies llevaba puesto unas sandalias de tacón de color negro que me puso nada mas verla.
    
    Me acerqué y me puse a hablar con ella de cosas triviales, hasta que llego el momento de pasar al salón reservado y sentarnos. No me despegué de Olga, con lo cual terminé sentado junto a ella. Las mesas eran redondas y creo que habíamos 8 por mesa mas o menos.
    
    Todo iba normal, charla, risa y eso sí, vino que se sube a la cabeza.
    
    En un momento de la comida me levante y fui a los aseos. A la vuelta me fijé lo rica que tenía las piernas ese día. Ojala pudiera comerme esos pies, pensé. Ella se dio cuenta que la miraba porque justo llegando me miro de reojo y se bajo un poco la falda.
    
    Yo no pretendía nada especial pero estaba muy excitado.
    
    Ahora fue ella la que, al ratito, se levanto y se fue a los servicios que estaban justo al lado contrario de los de caballeros, con lo que pude ver como se iba. Al volver la miré descaradamente y ella me sonrío. Al llegar a la mesa se acerco a mi oído y me dijo:
    
    - Eres un pillín, ...
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