1. Manuela (01)


    Fecha: 03/08/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Nunca pensé que fuera a poner por escrito experiencias sexuales mías. Pero me apetece recordar y, además, seguro que me excito.
    
    Tengo 40 años, una buena posición económica, un trabajo vocacional agradable y estoy felizmente casado desde hace tres años con Charo, una mujer maravillosa, a la que quiero y con la que además me entiendo muy bien desde un punto de vista sexual, lo que para mí es tremendamente importante. Sin embargo mi cerebro y mi sexo llevan años recordando a MANUELA.
    
    Fué una compañera de trabajo de la que probablemente me encapriché sexualmente (+me enamoré?) desde que la ví por vez primera. Pequeña, rubia y redonda, muy redondita. No despierta pasiones por donde pasa, ni te la levanta simplemente por el hecho de fijarte en su cuerpo, pero para mí fué el máximo posible, lo más deseado, la realización de fantasías íntimas y un recuerdo sexual de los más calientes y placenteros que tengo.
    
    Sólo dos veces en los más de diez años que estuvimos trabajando juntos mantuvimos una relación sexual. Ha pasado el tiempo pero lo recuerdo a menudo, me excito con ello e incluso mis juegos sexuales habituales y mis fantasías y ensoñaciones suelen repetir lo que con ella realicé. No creo estar minusvalorando a otras mujeres con las que he tenido y tengo sexo pero a partir de Manuela mi vida sexual cambió. Lo que aquí escribo es reflejo de ello.
    
    Entré una noche de viernes en el bar que hay en la esquina de la calle en la que está el periódico en el que trabajamos. ...
    ... Una discusión con mi jefe, el cansancio de toda la semana, la moral un poco baja, la que entonces era mi novia fuera de Madrid durante varios días, ... y sin ganas para hacer nada de nada salvo tomar un par de copas mientras comento la próxima jornada futbolística con el camarero.
    
    En una de las mesas está Manuela con una de las secretarias, Elisa. Me saludan y siguen con su charla y sus risas.
    
    Después de mi segundo gintonic y tras entretenerme con la charla futbolera del camarero y otro de los clientes habituales estaba pensando ya en recogerme, cuando recibo una palmadita en la espalda al mismo tiempo que me dicen: "Luis, que solito estás, anda que con lo serio que te pones en la oficina no hay quien trate contigo en plan amiguete. Ven a invitarnos a una copa que mañana no hay curro".
    
    La frase de Elisa y la risa de Manuela me animan a sentarme a su mesa. Al cabo del rato está claro que todos queríamos reirnos, a la vez que pasarnos un poco con el alcohol. Pedimos tres rondas en poco tiempo.
    
    Siempre me había gustado esa joven pequeña de tamaño y nada llamativa pero guapa y, para mí, tremendamente sensual. Riéndose y en un ambiente alegre me parece la mujer mas atractiva y deseable del mundo. No se muy bien cual es mi actuación, pero Elisa se debe percatar de algo y con prisa, alegando que es tarde y su novio se va a enfadar si la telefonea y no está, se marcha tras gastarnos alguna broma relativa a que debemos portarnos bien.
    
    Un rato más de charla alegre e ...
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