1. Alex, 18 años, casi Alexia de tan lindo (9)


    Fecha: 21/10/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    -Claro que sí, putito. Vas a volver a estar en manos de esos viejos que te calientan tanto; muchos, muchos viejos que te van a dar verga por el culo y por ese hociquito tan lindo que tenés… Mami Ligia y mami Mara van a hacer que muuuuuchos, muuuuuuuchos señores te llenen de leche, nenenena… -le aseguró la matrona y advirtió, complacida, que Alex tenía las mejillas rojas, signo evidente de la calentura que estaba experimentando y entonces quiso disfrutar, una vez más de uno de sus pasatiempos favoritos: humillar al jovencito.
    
    -Te va a gustar eso, ¿eh, putito?...
    
    -Sí… -Sí, señora… -admitió Alex mirando al piso.
    
    -¿Y entonces? –preguntó mientras acariciaba la cabellera rubia y sedosa de su presa.
    
    -No… no entiendo, señora… -murmuró Alex con cierto temor reflejado en su voz.
    
    -Quiero escucharte diciéndolo, putito…
    
    El chico tragó saliva y musitó: -Me… me va a… a gustar que… que muchas vergas me… me entren en el culo y… y en la boca…
    
    -En la boca no, porque vos sos un perrito y los perritos no tienen boca, tienen hocico…
    
    -Perdón, señora… -dijo Alex cada vez más excitado ante la perversa humillación a la que estaba siendo sometido.
    
    -Bueno, a ver, otra vez. –ordenó la mujerona y Alex repitió: -Me… me va a… a gustar que… que muchas vergas me… me entren en el culo y… y… y en el hocico…
    
    -¿Por qué tenés hocico y no boca? –interrogó perversamente la matrona.
    
    -Porque… porque soy un… un perrito…
    
    -Un perrito hambriento de vergas… -corrigió Ligia.
    
    -Sí, ...
    ... señora, un… un perrito hambriento de vergas… -repitió Alex con las mejillas encendidas como brasas.
    
    En la culminación de su crueldad la matrona lanzó una carcajada hiriente que excitó aún más al chico.
    
    ……………
    
    Para beneplácito de Ligia, apenas dos días después de publicado el aviso comenzaron a abundar los pedidos de turnos para el chico. Hubo una demanda muy variada: vejetes en solitario, grupos de ellos y hasta matrimonios de ancianos hambrientos de novedades.
    
    El primero fue un vejestorio de ochenta años, impotente, al que Alex debió chuparle la verga inerte de la cual brotó apenas un poco de líquido pre seminal que el chico tragó, por supuesto, aunque con marcado disgusto.
    
    Claro que no todo fue frustración.
    
    Al tercer día Ligia recibió a una pareja: Severino y Amalia; él 72 años, ella 69 (la edad era el dato exigido por la mujerona para concretar un turno); ambos deseosos de hacer realidad, por fin, la fantasía que tenían desde hacía mucho tiempo: comerse a un jovencito.
    
    Ligia los condujo hasta sus dependencias, donde Alex esperaba de pie en el living ataviado con su túnica y calzando las ojotas de cuero.
    
    Al verlo, el matrimonio prorrumpió en exclamaciones entre incrédulas y entusiastas:
    
    -¡Ay, Severino, mirá lo que es!...
    
    .-¡Increíble, querida!...
    
    -¡Qué cuerpo! ¡qué carita!
    
    -Date vuelta, putito, para que te vean el culo. –intervino Ligia y el chico obedeció. A una nueva orden de la mujerona se levantó la túnica y entonces las exclamaciones ...
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