1. Infidelidad en Nochebuena


    Fecha: 06/04/2024, Categorías: Infidelidad Autor: CVerarde, Fuente: CuentoRelatos

    I.
    
    Ignoraba que todo estuviese dispuesto para que aquella se convirtiera en una de mis mejores nochebuenas; de las más eróticas, de las más tórridas, de las más morbosas y de las más trasgresoras.
    
    Allí, desnuda frente al espejo de mi habitación, rememoré sus labios absorbiendo mi vagina, su barba recortada rozándome mis labios mayores, sus dedos estirando mis pezones, y su lengua lustrándome la piel.
    
    Habían pasado apenas dos días desde que me entregara a él por primera vez, en aquella casa solitaria, en aquella sala de estar, frente a la chimenea. Fue un encuentro clandestino, apenas planificado, pero concebido con la más estricta de las discreciones, no fuera que el silencio se pudiera enterar.
    
    Las lenguas chisporroteantes de la chimenea fueron las únicas testigos de aquel ardiente e irrefrenable acto, cuyos protagonistas fuimos él y yo.
    
    Mientras los carbones se quemaban, su erecto y duro falo desaparecía en mi boca, palpitando en mi lengua y mi paladar, y yo de rodillas frente a él, con mis dos enormes nalgas apoyadas sobre mis pantorrillas, mis senos colgando sobre mi pecho, los pezones endurecidos apuntando al techo, y yo mirándole a los ojos al tiempo que su mano derecha impulsaba mi nuca para dirigir la deliciosa felación.
    
    «Trágatela toda, gatita, es tuya, haz con ella lo que quieras.»
    
    —Mmmh —gemí mientras me untaba crema hidratante en el triángulo de mi pubis, recordando con lujuria las escenas de aquella noche.
    
    Me recostó sobre la alfombra, y ...
    ... con su boca frotó mi cuerpo desnudo con un hielo que expulsó vapor de lo caliente que me hallaba; jadee, me estremecí, y luego continué padeciendo los azotes de su lujuria cuando vertió sobre mis tetas, vientre, muslos y vagina largos chorros de vino tinto, del espumoso, que burbujeó sobre mi carne antes que él mismo se lo bebiera, recogiéndolo con sus labios y su húmeda lengua.
    
    —¡Augg! —volví a jadear delante del espejo, recordando aquellos vívidos y morbosos sucesos.
    
    De pronto comencé a traer a mi mente escenas difusas y alternantes que se proyectaron en el cristal del espejo.
    
    La imagen se clarificó en mis ojos y lo vi cogiéndome con ardentía, con mis piernas vulgarmente abiertas, apoyadas sobre sus hombros, y él en medio de ellas, estocándome con lujuria, sin descanso, los dos empapados de sudor.
    
    Luego la imagen cambió a nosotros fornicando sobre un sofá sin brazos color café, que se hallaba justo al centro de la estancia en una atmósfera cachonda y de semioscuridad; él aparecía echado sobre el mueble y yo a horcajadas arriba de él, dándole enérgicos y reiterados sentones, de manera que mis nalgas chocaban con sonidos fuertes contra sus piernas.
    
    Y finalmente nos vi entregados al placer sobre la encimera de la barra de la vinoteca, mi espalda reposando en la áspera superficie de madera, mis piernas enredadas en sus caderas y mis tacones clavados en sus nalgas.
    
    —Hummm —gemí, entrecerrando los ojos y luchando para evitar caer en la tentación de introducir mis ...
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