1. Amelia la amiga de mi mujer


    Fecha: 06/03/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola a todos me llamo Gabriel con los 55 años recién cumplidos pero intento conservarme lo mejor posible, tanto física como intelectualmente, 1,75 de estatura y una cabellera con sus matices canosos, jubilado y siempre dispuesto a agradar a cuanta dama lo necesite.
    
    Una de estas damas necesitada de algo mas que una palabras es Amelia, amiga de mi mujer de 68 años bien llevados, vive en otra ciudad pero con un marido de 92 siempre tiene alguna excusa para visitarnos.
    
    Tiene una habitación de la casa para ella y es como una más de la familia, así que cuando viene se comporta como en su casa, tanto a la hora de vestir informal como en todo su comportamiento.
    
    Al estar jubilado soy el que cocina en casa y no se me da nada mal, cosa que Amelia lo aprecia mucho así que procuro complacerla.
    
    Siempre se ha dicho que el roce hace el cariño y en nuestro caso ha sido verdad, ya nos miramos de otra forma, cuando nos quedamos solo no hablamos del tiempo si no de nuestras necesidades.
    
    Amelia tiene unas tetas algo caídas pero para su edad todavía duritas de las que los ojos siempre van a su canalillo y un culo muy apetitoso.
    
    Nuestra primera vez ocurrió cuando mi mujer tuvo que salir de viaje de manera urgente y Amelia estaba en casa, al principio quiso volver a su casa, pero fue mi mujer la que insistió para que se quedara, no hizo falta mucha insistencia y nos quedamos los dos solos en casa, el día transcurrió como de costumbre, la noté más alegre, provocativa o eso me ...
    ... pareció a mí, en mi mente la idea estaba clara, era mi oportunidad de follarme a Amelia.
    
    Cuando llegó la noche le preparé una cena especial a base de mariscos y un vino blanco fresco de los que entran bien, Amelia se sorprendió mucho al ver todo en montaje pero lo aceptó dándome en un beso en la mejilla y una sonrisa picarona. La cena resultó amena entre risas y miradas cómplices, terminamos de cenar y nos fuimos al salón a seguir conversando, esperaba que nos fundiríamos en abrazos y besos por doquier, cuando se levanta me da dos besos y me dice que se va a dormir. Me cambió el humor y me dejó descolocado pero en fin seguía pensando que todavía nada estaba perdido, estuve un rato viendo la televisión cuando escucho a Amelia que me llama, sorprendido voy para su habitación, me hace sentar en la cama y me pide perdón por su comportamiento,
    
    desea tanto como yo follar pero que no quiere traicionar a su amiga, la entiendo y le cuento como son las relaciones sexuales con mi mujer que son pura rutina y cada vez más espaciadas, de las necesidades que los dos tenemos y que será nuestro secreto y nos fundimos en un gran beso esta vez fundiendo nuestras lenguas.
    
    No sé el tiempo que pasamos besándonos, acariciando cada poro de nuestros cuerpos, descubrí lo ardorosa que era, me contó que hacía años que no estaba con un hombre pues su marido hacía tiempo que ni la tocaba
    
    y que llevaba tiempo que soñaba con
    
    estos momentos, seguimos besándonos hasta que nos desnudamos y vi esas ...
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