1. Siempre hay secretos que contar


    Fecha: 02/03/2024, Categorías: Intercambios Autor: Edu y Pam, Fuente: CuentoRelatos

    Estábamos en casa, con una nueva amiga tuya, Laura. Era la primera vez que la llevabas a nuestro refugio y, aunque ya me habías contado algunas cosas breves sobre ella, era la ocasión de que me la presentarías.
    
    Entre otras cosas, me habías dicho dónde la habías conocido y de algún par de ocasiones que habían quedado de verse en un café, acabaron en su departamento, compartiendo algo más que emulsiones y caricias, llegando a otorgarse unos buenos orgasmos cada una de ustedes. Esas relaciones con eventuales amigas y amigos no son ajenas en nuestra vida.
    
    En la sala de la casa, después de un par de margaritas, música agradable y conversaciones que pasaron de los temas banales a cosas más íntimas y candentes, las caricias empezaron entre ustedes, primero en manos, piernas, cuello y espalda. Después dieron lugar a besos ardientes, y caricias más enfocadas, lo que disparó todas las demás acciones, regalándome un espectáculo extraordinariamente sensual, lleno de erotismo, pasional, de una belleza natural exquisita. Ella te prendía mucho y tú a ella sin duda.
    
    En poco tiempo, te puso de pie frente a mí, haciéndote mantener tus brazos arriba de la cabeza, mientras ella movía de lado la parte superior de tu vestido, dejando al descubierto el torso, retirando el sujetador y liberando tus siempre admirados senos, que ya reflejaban parte de tu excitación.
    
    Se paró detrás de ti y pasó sus brazos al frente, extendiéndolos para acariciar tus pezones, que respondieron de ...
    ... inmediato, mientras que ella me preguntaba que si me gustaba verte siendo tocada por otra mujer, a lo que yo le contesté que sí, que era excitante y que ya lo habíamos experimentado con algunas amigas en otras ocasiones.
    
    Rápidamente te fue despojando del resto de tu ropa, hasta quedar desnuda, sólo con tus zapatos de tacón y las medias a medio muslo. Sus caricias, besos en tu cuello, y mejillas te tenían muy excitada para ese entonces, y tus pezones, sobresaliendo duros, eran los mejores testigos de ello.
    
    Laura ya acariciaba por igual tu cadera, besaba tus hombros y pegaba sus voluptuosos senos, libres también de cualquier prenda, frotando sus pezones con la parte media alta de tu espalda. Ella decía cosas como: "ahora le vamos a enseñar a tu esposo cómo disfrutas de nuestros encuentros", o "le voy a dejar ver lo sensible que eres y lo excitada que te pones", entre otras cosas que te encendían más y sólo lograbas asentir. Muchas ocasiones tu acostumbras llevar un rol más activo, pero con ella en particular, te dejabas llevar pasivamente.
    
    Tus manos seguían arriba de tu cabeza a solicitud de ella. Laura acariciaba tu abdomen y empezaba a perder sus dedos en tu entrepierna que ya presentaba un buen nivel de humedad, frotando tu clítoris de forma tal que te provocaba gemir de la excitación con cada caricia, mientras entrecerrabas tus ojos tratando de mantener el equilibrio ante el ataque de sus experimentadas manos. Ella sabía cómo tocarte y cómo disparar tus ...
«1234»