1. Servicio doméstico


    Fecha: 30/01/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    ... obedeció.
    
    Isabel, ante la atenta mirada del mayordomo, levantó la falda del uniforme de su empleada y de un tirón le bajo las bragas dejando a la vista un culito prieto, pálido y algo desinflado.
    
    -Sebastian, ¿qué te parece el culo de Teresa? Bonito, ¿verdad?
    
    -Sí señora, es un bonito culo.
    
    Isabel se quitó un guante y tocó las nalgas de la muchacha. Eran tiernas y suaves.
    
    Luego cogió la vara y la hizo silbar dos veces.
    
    -Esto no es solo por lo de hoy.
    
    Unos segundos después azotó el trasero.
    
    Sebastian siguió el castigo con su habitual seriedad, tratando de controlar el tamaño de su pene. Su intento no resulto exitoso. No solo era la escena del culete contrayéndose y moviéndose en un intento fútil de escapar al correctivo, era también su señora, su mirada, sus pechos que a buen seguro estaban duros ante semejante espectáculo. De algún modo, esa mujer, bajo esa aparente estampa de control, transmitía sensualidad, dominación, poder. Por un instante el mayordomo deseo estar en lugar de la doncella. No se trataba de experimentar el escozor de la vara mordiendo la carne, no, se trataba de ser el foco de atención, el origen, la fuente de esa excitación que su señora no podía ocultar.
    
    Terminado el castigo. Teresa cubrió su trasero, dio las gracias y se retiró.
    
    Sebastian la siguió.
    
    -Espera Sebastian. -dijo Isabel.
    
    La criada se detuvo un instante para mirar al mayordomo y luego salió de la habitación.
    
    -Sebastian esta es la enésima negligencia del ...
    ... servicio doméstico.
    
    El aludido tragó saliva, fue a decir algo, pero optó por el silencio.
    
    -Creo que va siendo hora de que aprendas algo... además, ¿te gusta verdad? No seas tan correcto... he visto como me miras los senos. Seguro que te gustaría chuparlos.
    
    El hombre se puso tenso, el crecido bulto bajo los pantalones le delataba.
    
    -Va a explotar. -dijo la señora señalándolo con la vara.
    
    -Bájate los pantalones y los calzoncillos.
    
    Sebastian, que no estaba seguro de que aquello fuese real, obedeció.
    
    La mujer observó el erguido miembro.
    
    -Eres un poco travieso. Ven aquí, de rodillas, camina a cuatro patas.
    
    Isabel se sentó en una silla y se levantó el vestido. Luego se bajó las bragas hasta los tobillos dejando a la vista su coño peludo.
    
    -Pensándolo mejor las tetas pueden esperar. Ven, mete tu carita en el bosque y comienza a lamerme con la lengua.
    
    El contacto húmedo de la lengua del varón con sus partes le hizo soltar un gemido.
    
    Cogió la vara con su mano derecha y descargó un latigazo en la nalga del mayordomo.
    
    Escocía y, sin embargo, su miembro estaba cada vez más duro.
    
    Los azotes siguieron llegando de modo irregular. Sebastian chupaba y lamía con ansia, azuzado por los grititos de placer de su señora.
    
    El semen saltó tres minutos después, la corriente de placer le hizo jadear. Se levantó con una mezcla de torpeza y ansiedad, la mirada algo borrosa, el objetivo claro.
    
    Sus manos se cerraron sobre los senos de su señora y sin pensar en las ...