1. Cena con postre


    Fecha: 12/01/2024, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy un hombre de 47 años, separado con hijos, vamos una persona del montón de los muchos que puede haber por ahí. Después de un tiempo solo, conocí a una mujer, mejor dicho me reencontrá con una mujer y llevamos un tiempo saliendo.
    
    Es una mujer más joven que yo, Ana, tiene treinta años, es guapa, atractiva, inteligente y lo mejor de todo es que me aguanta. Ni que decir tiene que mi vida sexual ha pasado de encefalograma plano a actividad sísmica total. Es una gozada sexualmente, me excita y me encanta estar con ella, os podéis imaginar que me tiene muy exigido y que ya voy teniendo una edad.
    
    También os puedo contar que a pesar de estar con ella también la conté mis fantasías e inquietudes sexuales, tríos, intercambio de parejas, ir a una orgía y demás, ella siempre lo tomó bien.
    
    Al cambiar de pareja uno suele cambiar de amistades o encajar a otras en tu círculo de amigos, lo que incluye gente nueva y experiencias nuevas, todo está bien y es divertido, siempre he dicho que después de la muerte hay vida. En nuestro caso ella tenía unos buenos amigos, una pareja don él, Alberto, había ido al instituto con mi chica no habían tenido nunca ningún tipo de relación sexual. La pareja de él, Lara, una mujer muy maja y agradable a la vista un poco más mayor que él.
    
    A medida que quedábamos la charla era fluida, agradable tanto con ella como con él, fuimos trabando cierta relación y solemos quedar casi todos los fines de semana para hacer algo, cenar, tomar café, pasear por ...
    ... la montaña…
    
    Uno de los días que Ana y yo estábamos follando le pregunté si alguna vez había pensado en acostarse con Alberto, Ana se rió y seguimos a lo nuestro no me dijo pero algo le rondaba ya que cuando ya nos abrazamos para dormir me dijo que alguna vez en su época Alberto la había tirado los trastos en incluso la había enviado algún video subido de tono, ahí quedó la cosa.
    
    Los hombres somos muy pesados cuando una cosa se nos mete en la cabeza y más cuando es una cosa relacionada con el sexo y nuestras fantasías, ni que decir tiene que dentro de hombres me incluyo y a la cabeza además. Lo dicho, seguí insistiendo en el tema Alberto y añadiendo que no estaría de más tener una pareja con la que tener encuentros de vez en cuando. Ana es más cauta ya que es mujer, me dijo que no sabía como actuaría Lara la pareja de Alberto, en este punto es donde ya nos habíamos dado cuenta tanto Ana como yo que Alberto acabaría en nuestras “garras”. Trazamos un pequeño plan y durante varias semanas lo pusimos en funcionamiento, cuestión de zapa, acoso y derribo.
    
    A Alberto lo teníamos comprado para la causa pero tampoco se atrevía ya que Lara era un poco reacia, además había un detalle que hacía me diera más morbo Lara y es que por lo visto tenía el coño muy pero que muy estrecho, tanto que le costaba ponerse un tampón no se lo inventaba Alberto que el hombre lo sufría ya que follaba muy poco, si no que el ginecólogo se lo había diagnosticado.
    
    Una noche de sábado quedamos a cenar ...
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