1. Fábrica de fantasías frustrada


    Fecha: 11/01/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: JORGEFAG, Fuente: CuentoRelatos

    Difícilmente llego a convivir con vecino alguno, por muy buena imagen que estos proyecten, solamente ha existido una excepción a la regla: los vecinos de al lado, un matrimonio ya de varios años, que por cosas que no se, nunca han tenido hijos.
    
    El directivo de una empresa telefónica, ella alternando entre las labores del hogar y su dedicación a la repostería.
    
    Con el paso de los años, se ha forjado una amistad fuerte (en realidad más entre las mujeres, mi esposa y la vecina conviven mucho más que nosotros los hombres)
    
    En realidad, yo nunca había repara do en la apariencia de la vecina, hasta que una vez decidieron empezar a intercambiarse ropa entre ellas.
    
    Todo empezó un día que los vecinos salieron a la playa, tal vez de sorpresa, porque la vecina llego con mi esposa pidiéndole ropa de playa; desde entonces, cada vez que mi esposa se pone ropa que alguna vez uso la vecina, siento un deseo enorme de tirármela y fantasear con que es a la vecina a la que me estoy tirando.
    
    Esto hizo que por primera vez empezara a fijarme en las curvas de la vecina, ya no podía evitar una larga mirada en el culo mientras ella pasaba, o mirarla fijamente a los senos, como si quisiera tener vista de rayos X para traspasar la tela de su ropa.
    
    Pero hasta ahí llegaba, ese era mi limite, darme un buen taco de ojo, lógicamente fuera del alcance de mi esposa o de su marido, para no ocasionar un conflicto.
    
    Como mencione, ambas mujeres eran las que llevaban una relación más ...
    ... estrecha, se juntaban a platicar, se compartían intimidades del matrimonio, etc.
    
    Mientras que entre el vecino y yo, no existía ese vínculo, ya que el vecino es una persona muy reservada y yo…la verdad no tengo interés.
    
    Después de muchas pláticas entre mujeres inevitablemente mi esposa termino compartiéndome que la razón por la que aún no tenían hijos era a que su relación de alcoba era casi nula –decía la vecina– que ya ni siquiera podía recordar quien de los dos fue el que se alejó primero.
    
    Como no fue una plática que me fuera compartida directamente por los involucrados, por lo que la escuche y la deposite directamente en el cesto de los olvidos.
    
    Pasaron los meses y en una de las escasas reuniones de ambas parejas, mientras asábamos carne y tomábamos un par de cervezas el vecino se sinceró conmigo: me platico de lo mal que estaba su matrimonio –en el aspecto sexual– y que no hallaba que hacer.
    
    Entre hombres, esta frase quiere decir: ayúdame por favor, por lo que mi instinto de hombre no me permitía dejar solo al vecino con su problema.
    
    Mientras el ahondaba en su problema, contando que él pensaba que la raíz del conflicto era que su esposa no se sentía suficientemente atractiva para despertar el instinto sexual de su pareja, en mi mente se fue forjando un plan que pudiera ayudar a solucionar el problema de los vecinos.
    
    Después de algunos minutos de darle vueltas al asunto, ayudado por la tercera cerveza, se me ocurrió una idea que en ese momento parecía una ...
«1234...9»