1. Chica menstruante II


    Fecha: 28/12/2023, Categorías: Fetichismo Autor: eroticteller, Fuente: RelatosEróticos

    ... que no le abandonara, pero lo hice. Y comencé el mete-saca en ese agujero. Mi polla tenía la sangre y los flujos del coño de Nerea y, junto con la saliva que había utilizado, me ayudaban en esa penetración que, ahora sí, iba siendo más dura e intensa.
    
    Nerea seguía gimiendo, a veces chillando, mientras se pellizcaba los pezones con una mano y se tocaba el clítoris con la otra. Su cuerpo tenía ya muchas partes rojizas: su cara, su boca, su estómago, la parte interna de sus muslos…
    
    Yo continuaba taladrándole el culo, cada vez con más facilidad. Se la metía hasta el fondo de sus intestinos y, si le hubiera producido algún desgarro, no se habría notado en esa mezcla de sangre que mojaba sus agujeros. En ese momento decidí hacer algo que había visto en vídeos y que nunca había hecho.
    
    Abierta ante mí como estaba, con su culo follado y su coño completamente expuesto, saqué mi rabo de su ano y, sin avisarla, se lo metí en el coño.
    
    Y ahí estuve follándole la vagina con todo lo que había salido de su culo y, luego de nuevo, volví al culo con todo lo que había salido de la vagina. Una, dos, tres cuatro, cinco embestidas en el coño; una, dos, tres, cuatro, cinco embestidas en el culo …..
    
    Era lo que necesitaba para el final. Una última penetración en su coño. Mientras los dos gemíamos y gritábamos, volví a notar la respiración más agitada de Nerea, noté unas contracciones en su vagina y, en ese momento, solté mi semen dentro de lo más profundo de ella. Cuatro chorros que ...
    ... golpearon su útero, ese útero del que salía su sangre menstrual. Sentí mucho calor y creo que la leche que había expulsado era bastante espesa. Con la respiración entrecortada me tumbé encima de Nerea.
    
    Aquello me dejó sin palabras, y me di cuenta de lo realmente puta y guarra que era esa cría que tenía junto a mí.
    
    Lentamente saqué la polla, que iba perdiendo ya parte de su dureza, acompañada de una especie de salsa rosa que resbaló por los muslos de Nerea. Miré mi rabo y me di cuenta de que era una amalgama de muchas cosas. Se distinguía bien la sangre de la regla y mi semen, pero también sabía que ahí estaban los jugos de Nerea y seguramente algo de mierda que saliera de su culo.
    
    Así, a media erección, se la introdujo entera en la boca y comenzó a chuparla cuidadosamente. Luego la sacó, me lamió el glande y pasó la lengua por toda ella hasta dejarla bastante limpia y, casi, brillante. Se incorporó y me dio un beso con partes de lo que me había limpiado, para que yo pudiera compartir con ella esa mezcla de sabores. Y lo compartí. Y lo tragué. Y me sentí más unido a ella.
    
    La cogí de la mano y nos levantamos de la cama, que parecía un campo de batalla por el revuelo de las toallas y la sangre derramada sobre ellas, como en una auténtica guerra.
    
    Fuimos al baño. Todavía le escurría por las piernas sangre de su regla, que no dejaba de salir de su preciosa vagina.
    
    Nerea sonrió imaginando lo que iba a pasar. Abrió las piernas y, sin que se lo pidiera, de la misma ...