1. Mi compañero de banco descubrió mi bisex (parte 1)


    Fecha: 09/11/2023, Categorías: Bisexuales Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos

    Tenía 18 años, cursaba el último año del secundario, me gustaban las chicas y era virgen, con las hormonas a tope. Un día debimos mudarnos al aula histórica del colegio por unas reparaciones que debían hacer en la que usábamos normalmente. Me tocó sentarme junto a Nicolás en uno de los pupitres de madera. Nico jugaba al fútbol, usaba ropa ceñida que le resaltaba su cuerpo atlético y fibroso, era agradable y simpático, pero no eramos amigos. En la clase de Biología, el profesor avisó que llamaría a dar lección. Nico me dijo que estaba nervioso porque no había estudiado. Le dije que se quedara tranquilo, que no pasaría nada. Me contó que le transpiraban las manos.
    
    -No te puedo creer, le respondí.
    
    -Sí, fíjate cómo la tengo y me dio su mano derecha.
    
    La tenía caliente, pero no me pareció sudada. En ese momento, el profe pidió silencio y abrió la libreta de notas para llamar. Me apretó la mano, estremecido de temor. Llamó al primero y no fuimos nosotros, pero no me soltó la mano. Lo miré y me dijo:
    
    -Por cábala.
    
    -No hay problema, le respondí, y seguimos así hasta el final de la clase.
    
    -Ya pasó, zafamos.
    
    -Sí, tuvimos suerte, pero falta la segunda hora, me dijo. ¿Me puedo secar en tu jean? Porque mi pantalón es clarito y de tela muy fina.
    
    Tenía razón, era parte de su conjunto deportivo porque después de la escuela iba a entrenar. Me llamó la atención, pero el profe se quedó a corregir y no dije nada. Empezó a pasar su mano por mi pierna, de la rodilla hasta ...
    ... casi la ingle, varias veces. Me preguntó si me molestaba y negué con la cabeza, pero me puse todo rojo, me gustaba y me excitaba.
    
    Recomenzó la clase, el profe volvió a llamar y me dio la mano otra vez, pero con los dedos entrelazados y me la llevó a su pierna, incitándome a acariciarlo, mientras él volvía a tocarme la pierna y llegaba a mi pene, ya erecto.
    
    -¡Cómo estás!, me susurró. Mirá cómo estoy yo, y llevó mi mano a tocar su bulto, también al palo.
    
    -La tenés re dura, le dije y se la empezó a sobar con mi mano.
    
    Me dejó seguir solo y siguió acariciando mi verga. Ya casi no podía respirar de la calentura. Seguimos franeleando hasta el final de la clase. Cuando todos se pararon, nos soltamos, pero estábamos al palo, así que nos quedamos sentados durante el recreo, pero sin tocarnos. Cuando se fueron casi todos, me susurró:
    
    -Me parece que te gustó.
    
    Asentí con la cabeza, mientras teníamos los muslos bien pegados. Seguimos con las caricias en las dos horas siguientes, así que para salir del aula y de la escuela usamos las mochilas para taparnos el bulto. Al otro día, tras una hora de clase sin decir ni hacer nada, en la segunda me preguntó si seguíamos con la cábala, así que entrelazamos las manos unos minutos y enseguida volvimos a acariciarnos y sobarnos, cada vez más atrevidos.
    
    Seguimos así un par de días, hasta que el viernes noté que no me hablaba ni me tocaba. Dejé pasar un par de horas de clase, hasta que no pude más y me atreví a tomar la iniciativa de ...
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