1. Yo y mi espejo


    Fecha: 28/10/2023, Categorías: Masturbación Autor: Tejanocachondo, Fuente: CuentoRelatos

    Mi compañera de empleo Carolina me vuelve loco. Está posiblemente en sus 30 años, con unos pantalones bien ajustados que acentúan su buen torneado culo y una cara preciosa. Cada vez que tengo que pasar por su cubículo y veo su silueta siento que mi verga se endurece. Me la paso fantaseando como sería tenerla en mi recámara desnuda y meter mi lengua entre sus carnosas nalgas, lamer su anillo anal y explorar profundamente ese orificio negro de pecado. Sé que me perdería en esa cavidad pegajosa y de lujuria que pocos se atreven a explorar. No hay nada más prohibido que comerle el culo jugoso a una mujer y a embriagarse en sus jugos salados y pegajosos.
    
    Ya habían pasado tres días de visualmente degustar del culo de Carolina. Llegué a mi casa esa tarde y sabía que mi esposa no llegaría hasta tarde en la noche. Ya estaba listo para una rica masturbada a nombre de Carolina. Me desnudé completamente y ya mis 7 pulgadas y mis enormes bolas estaban pidiendo alivio. Me gusta ver mi rostro y como mi cuerpo reacciona a este ritual pecaminoso, así que traje mi espejo y lo puse entre mis piernas. Así podía observar mi verga completamente parada y mi saco carnoso bien grande, sin lugar a dudas llena de mi gloriosa leche.
    
    La cabeza de mi pene ya empezaba a goterear la saladita clara que yo lujuriosamente con mi dedo empezaba a saborear. Mi espejo reflejaba el rostro de un hombre cachondo, endemoniado de placer, listo para hacerse otra sabrosa puñeta. Con mi mano derecha y mi dedo ...
    ... índice empecé suavemente a frotar mi ya húmedo falo, donde sensaciones increíbles me hacían morder mi labio inferior. Con mi mano izquierda me agarraba y frotaba mi saco testicular, tratando de ordeñar esa caliente leche guardada por días.
    
    Miraba al espejo y nunca había visto mi pinga tan grande y dura. Apreté con dos dedos la corona de mi glande y un buen goterón de la clara perlada salió, humedeciendo mi falo. Me llevé una muestra de mis dedos humedecidos de jugo a mi boca y volví a saborearlos. Si sólo Carolina pudiera ver lo que estaba haciendo a su nombre. Que viviera conmigo el placer que me daba.
    
    Suavemente agarré mi verga con mi mano derecha y lentamente empecé a ordeñarla, arriba hacia abajo, abajo hacia arriba. Me excitaba mirarme en el espejo y ver mi rostro en éxtasis, mis ojos perdiendo sus órbitas mientras me daba este fabuloso placer. Fantaseaba con Carolina sentada a los pies de la cama, completamente desnuda, fijada en como yo lujuriosamente me daba placer por ella. No tomó mucho en yo empezar a sentir ese cosquilleo en mi bajo vientre, y mis piernas empezaron a ponerse tensas. Miré al espejo y me fijé que empezaba a respirar fuerte y a jadear un poco. Mi mano empezó a ordeñar esa verga a un ritmo mas rápido. Los dedos de mis pies empezaron en unísono con contracciones y empezaba a perder el control de mis piernas, anunciando una espectacular corrida. "Qué rico, ya la siento Carolina, me estoy viniendo...me estoy viniendo..." balbuceaba mientras sentía mi ...
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