1. El soplido del Diablo −2−


    Fecha: 01/08/2017, Categorías: Infidelidad Autor: chichikuilo, Fuente: CuentoRelatos

    Era un domingo por la mañana y el frio me había obligado a levantarme al baño a orinar, mis padres se habían ido al bautizo de uno de los amigos del trabajo de mi papa, mi hermana de 10 años había ido con ellos, yo como estaba en ese tiempo, acabando de cumplir la mayoría de edad y entrando en proceso de emancipación, no me interesó asistir y decidí pasar un domingo de total relajamiento.
    
    Con nosotros vivía mi tía, la hermana de mi papá… Lourdes una mujer de 28 años, divorciada apenas unos meses atrás de su marido, quien le resultó gay y la dejó por otro, ese fue un golpe psicológico muy duro que hizo que mi tía cayera en una tremenda depresión que casi la obliga a suicidarse cuando ingiero una tremenda cantidad de calmantes que le dio el médico para conciliar el sueño.
    
    Después de la hospitalización y terapia de recuperación el medico determinó que no era prudente que mi tía estuviera sola, porque se podría repetir lo acontecido, a lo que mis padres determinaron invitarla a que se quedara cono nosotros una temporada, a lo que mi tía Lourdes accedió, también ese domingo no quiso ir al bautizo y se quedó a dormir y por eso fue más fácil que mis padres me dejaran, porque así yo podría estar al pendiente por cualquier situación.
    
    Después de orinar pasé a prepararme un sándwich y llevarme un yogur para beber e irme a mi cuarto y tumbarme a ver televisión, preparado mi desayuno me dirigía al cuarto, pero pensé en ver a la tía Lulú a ver como se encontraba.
    
    La puerta se ...
    ... encontraba cerrada y toqué suavemente, tampoco quería despertarla bruscamente, pero no me contestó, entonces giré la perilla de la puerta y me percaté que no tenía seguro y la giré muy despacio para dejar un escoyo y poder mirar dentro de la habitación, de pronto vi la cama y encima de ella ahí estaba mi tía, la sabana yacía en el suelo y ella dormía semidesnuda acostada boca abajo y la espalda desnuda y sus bien formadas nalgas estaban apenas cubiertas por una diminuta tanga rosa de encaje; por un momento me sentí incómodo y decidí salir, no sin antes resollar del espectáculo que mis ojos habían presenciado, cerré lo más silencioso posible y acto seguido volví a tocar la puerta y con voz fuerte dije
    
    —Tía Lulú, buenos días ¿estás bien? ¿Puedo pasar?
    
    A lo que ella me contestó:
    
    —Permíteme un momento… Ya puedes pasar Hugo.
    
    Al entrar, ella ya se había puesto una playera y se puso la sabana para cubrir desde sus pies hasta la cintura.
    
    —¿Cómo estás tía, quieres que te prepare algo de desayunar?
    
    —No gracias, me daré una ducha primero y después veré que hacer de mi vida
    
    Yo la miraba impávido pues aun acabada de despertar se veía muy linda y ella se percató y me dijo:
    
    —¿Qué tanto me miras Hugo? ¿Soy o me parezco?
    
    —Nada, solo que no me había percatado que tienes unos ojos muy bonitos
    
    Ella se rio de mí y me contestó:
    
    —No estés inventando cosas absurdas.
    
    —No tía en verdad tienes unos ojos muy expresivos, pero creo que no me había dado cuenta hasta el ...
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