1. ¡MUCHO MÁS QUE DIEZ KILOS! 2


    Fecha: 22/05/2023, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... se va hacer ahora!
    -¡Jajaja! ¡Lo dejaste loco! – Volvió a mi lado. 
    
    Colocó sus piernas sobre las mías. Tomamos el exquisito desayuno, con todo lo que se te ocurra, en medio de besos y caricias. El “caprichito” de Clarisa es meterme la mano bajo el bóxer. Me acaricia, con toda la humedad que yo tenía. Luego tomaba los pastelitos con esa mano para llevárselos a la boca. Yo no pude hacer menos. Le metí un par de dedos en la sabrosa conchita, y también me lleve la comida a la boca. La lujuria entre nosotros era total. Nos reímos y besamos. Sin duda, habría sexo durante cada minuto.
    Cuando terminamos, ella se acostó en el sillón con las piernas sobre el apoya brazos y las abrió. La intención era clara. Me agaché a chupar. Era lo correcto, necesario y placentero. Luego seguimos con los jugos, compartiendo mi garganta los fluidos y humedad. Ella estaba mamando cuando la puerta volvió a sonar. Me había sacado el bóxer. 
    -¿Y ahora? - Clari volvió a la puerta con “su” camisa. - ¿Si?
    -Limpieza señora… - ¡Era una mujer! 
    
    Me quedé como estaba sentado y corrí la mesita hacia mí, para cubrirme… Clarisa abrió. ¡Una maravilla! Una nena de no más de veinte, con el “uniforme” de mucama…, pero con una mini pollerita. ¡Seguro “moda” de Gaby! ¡Esta residencia estaba preparada para todo!
    -Permiso señora. ¿Puedo limpiar? Si molesto…, puedo volver en otro momento… - Su mirada se movió rápidamente hacia mí. 
    -No molestás, querida, por supuesto. – Clarisa le franqueó la puerta.
    La nena no ...
    ... tuvo empacho en mirarla directamente a los ojos.
    -¿No les molesta? Puedo volver… - Aleccionada por Gaby, no quería interrumpir algo importante.
    -Ningún problema. Haz tu trabajo. – Clarisa sabía que a mí me gustaría verla de cerca.
    Clarisa retornó al sillón, a mi lado. La mucama se dedicó a ordenar, cambiar las sábanas, bastante húmedas por supuesto…, poner todo en orden. No dejaba de agacharse apuntando con su culo hacia nosotros, sin el menor reparo.
    Con Clarisa nos miramos. ¿Y esto?
    -Perdonen ustedes…, señora, señor… La señora Gaby nos dijo que podríamos hacerlo. – La nena sonrió con picardía. – Si molestamos podemos venir más tarde…
    -¿Ustedes? – Me llamó la atención.
    -Si, claro, Jorge y yo. Jorge les trajo el desayuno, mi nombre es Nelly. La señora nos dijo que si estaban incómodos…
    -No, no. Por supuesto.
    -¿Puedo recoger la mesa? – Se acercó hacia dónde estaba yo. 
    -Si, claro… - Pero si se acerca iba a ver… lo desnudo que estaba. Y para colmo al palo, esta vez no por Clarisa, sino por el culito de la nena. Y no fue todo. Cuando se agachó frente a mí, hacia la mesa, mirándome no a los ojos, hacia la entrepierna, mostró sin dudar unas apetitosas tetitas, sin corpiño y con durísimos pezones.
    -Les agradezco su amabilidad y perdonen mi interrupción. – Seguía con su sonrisa picarona.
    -No fue ninguna molestia…, tesoro… - Dijo Clarisa. ¡La nena la había puesto mimosa! 
    -Y con el máximo placer. - Le dije yo, recostándome en el sillón, para lucir la pija.
    -Adiós, fue ...
«1234...»