1. Generación L (Capítulo 2)


    Fecha: 20/09/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Ana Etxeberria, Fuente: CuentoRelatos

    Repeinado. Cejas marcadas. Flequillo a lo motero. Manos elegantes. Perilla de tres días. La verdad sea dicha es que Óscar Lozano era bastante guapo y sonreía demasiado. Carla puso sus alertas en funcionamiento. Y más al ver lo caballeroso que era. Dejó que eligiera mesa y la ayudó con la silla. Aquí algo no iba bien. No se comportaba para buscar sexo sino confianza. Y la confianza se gana, no se busca.
    
    -¿Tienes hambre? Pide lo que quieras –seguía Óscar con su sonrisita picarona.
    
    -Me comería una vaca con ubres y todo –garantizó Carla.
    
    -Yo me quedaría con tus ubres.
    
    -Ja, ja, ja –masculló Carla con poca gracia.
    
    -Perdona, pero tienes dos buenas razones para mirarte el escote.
    
    -Es un top. Hace calor. No voy provocando si es eso lo que te preocupa.
    
    -Eso no es lo que dicen en las redes sociales.
    
    -¿Es que me has investigado?
    
    -Quiero saber con quién me relaciono.
    
    -Pues ya sabes que te relacionas con dos buenas tetas.
    
    Óscar soltó una carcajada.
    
    -No quiero que te sientas incómoda conmigo. Simplemente me adapto a la persona que tengo delante.
    
    -¡Camarero! –alzó Carla el brazo y viéndose su axila bellamente depilada.
    
    -Si te soy sincero, impones más en persona.
    
    -Parece que me conoces, Óscar.
    
    -Claro. He visto tu perfil en una página de contactos buscando sexo lésbico. O tus ocho videos en otra de contenido sexual. El séptimo vídeo es mi favorito. A las dos de la madrugada, tú follando en una silla de mimbre en el balcón de un chalé. Bueno, ...
    ... miento. Tú y otras dos tías.
    
    -Vaya, vaya, vaya, ahora yo digo “mentira, yo soy decente”, y tú contestas “puta bollera”, y yo me levanto y me voy, pero primero comemos, ¿vale?
    
    Óscar volvió a reír.
    
    -Ahí viene el camarero –le vio llegar Carla-. Por favor, quiero una cerveza Heineken bien fría, un especial de la casa y un plato de patatas bravas con ketchup y alioli.
    
    -Perfecto. ¿Y usted?
    
    -Yo me conformo con otra cerveza pero que sea Cruzcampo.
    
    -Muy bien. –Y el camarero se alejó hacia la barra.
    
    -¿No vas a comer nada? –se sorprendió Carla.
    
    -Tengo otra clase de hambre.
    
    -¿Ah, sí? –posó Carla sexy-. ¿Y qué clase de hambre es esa?
    
    -Empieza por Car y acaba por la.
    
    -Ay, hombres, todos sois iguales. Soy lesbiana de pura cepa. No meto en mi cama nada que tenga testosterona.
    
    -Joder, las mejores siempre son lesbianas.
    
    -Estamos ya harta de vosotros, a ver si os enteráis. La lesbiana no nace ni se busca. Es una decisión. En menos de cien años dejará de existir la mujer hetero y ahí empezarán vuestros problemas –gesticuló Carla con la mano una masturbación.
    
    Óscar no pudo evitar la risa divertida:
    
    -¿Entonces no tengo ninguna posibilidad?
    
    -Ninguna. A no ser que te castres y te inyectes hormonas femeninas. Entonces lo pensaré –le guiñó Carla un ojo-. ¿Para esto me has hecho venir? ¿Para intentar follarme?
    
    -No, ya lo sabes. Me he enterado que consigues lo imposible y que haces de intermediaria para llevarte alguna comisión.
    
    -Sí, me busco la ...
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